Benito Zambrano: «No somos buenos o malos como en mi película»

Inaugura la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con «Intemperie», un western crepuscular de la «mísera» posguerra

Benito Zambrano momentos antes de la entrevista con ABC F. BLANCO

J. M. AYALA

Benito Zambrano abrió ayer la 64 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid con «Intemperie», adaptación de la novela homónima de Jesús Carrasco, uno de los mayores éxitos de la literatura española de los últimos años, y que el director andaluz define como una historia «sencilla» sobre «el bien y el mal» y que espera «guste a la gente». De momento, fue recibida con una gran ovación en la inauguración del festival.

Ambientada en la España «más mísera» de la posguerra y con Luis Tosar y el niño Jaime López (los buenos) como protagonistas perseguidos entre otros por Luis Vallejo, Vicente Romero y Manolo Caro (los malos malísimos), esta especie de western crepuscular a la española -con mucho de Delibes y «Los santos inocentes»- atrapó al director de «Solas» desde que leyó el guión: «Sentí que conectaba con mi mundo personal porque procedo de la campiña andaluza, seca, cruda, dura del sur, de la miseria. De niño trabajé mucho en el campo y en cortijos y para nosotros esa cultura del señorito, del que manda y es dueño de todo con un capataz al lado sin escrúpulos era lo peor». Por eso, al leer después el libro «sentí que podía hacerlo mío y le dije incluso a Jesús Carrasco que parecía que había escrito esa novela para mí, que era un auténtico regalo».

Credibilidad

Zambrano considera que «es una historia relativamente simple donde está lo peor y lo más hermoso del ser humano. El demonio y el ángel de la guarda. Pero teníamos que hacerlo creíble, y para ello era imprescindible tener un actor como Luis Tosar y conseguir que la historia trascendiera y tuviera algo más que contar que la persecución de los malos sobre los buenos. Había que arriesgarse y lo hicimos», remachó, en referencia a varios momentos del filme que alcanzan una gran intensidad dramática. Al respecto, el cineasta lamentó que «los americanos han sido capaces de vendernos cualquier frase profunda, pero cuando lo hacemos en el cine español como que nos queda raro y no nos lo creemos».

Pese al dualismo de su filme, «obligado más que buscado» por la historia que se cuenta, Zambrano asegura que en la vida real se cuida mucho de catalogar a la gente «como buenos o malos», algo que sí ocurre «en la película» y que «terriblemente cada vez se da más en la realidad». El director lamenta que «todo se polarice constantemente y la gente se empeña en el blanco o el negro, cuando hay colores, matices y grises... Haría falta cuanto antes un poco más de respeto y de cariño para evitar ser arrastrados al mal».

Preguntado por la originalidad del género escogido -para ser cine español-, reconoció que ni él sabía muy bien «qué estaba haciendo» cuando ya la película se estaba montando, pero da por bueno el término western «sin otorgarme ningún mérito». Y es que Zambrano asegura que tiene especial predilección por este tipo de películas y que sus «influencias» son el cine americano. No duda en citar a John Ford como uno de sus directores «favoritos».

También defiende y aprecia el cine español y considera que en los últimos tiempos el nivel de las realizaciones «es de un notable altísimo con películas que rozan el sobresaliente», al tiempo que auguró que el actual está siendo «uno de los mejores años en propuestas y calidad».

A un mes de que estrene su largometraje a nivel nacional, confía en que «guste y sea una película de la gente». Aunque inaugurar el festival de Valladolid «ya es un premio», quiere que «Intemperie» sea «taquillera porque el público quiera verla».

Sobre los largos periodos de silencio entre sus filmes, Zambrano bromeó señalando que «el talento no da para más» para apuntar que «no es fácil hacer una película cada tres o cuatro años con esta jodida crisis» ni tampoco «encontrar un proyecto en el que crea». Según señaló, «en España tenemos que creer más en nuestras posibilidades, hay que apoyar más a los guionistas para intentar tener un abanico cada vez más amplio e interesante de proyectos», porque «el guión es la base de todo y hay que permitir que se puedan escribir buenos historias pagando más a los guionistas; eso los americanos lo saben desde el minuto cero».

Mucha Historia que contar

Cuestionado sobre si ha habido un exceso de películas sobre la Guerra Civil y la posguerra, Zambrano defiende que «este país o este rincón del mundo tiene una historia impresionante que contar desde nuestros orígenes que con una industria más potente ya se habrían hecho». Al tiempo, cree que la guerra y la llegada del franquismo «es un acontecimiento histórico que ha hecho mucho daño a este país y todavía lo está haciendo, y tenemos que recontarnos de nuevo desde muchas perspectivas y puntos de vista» para concluir que «ese mantra de que se hacen muchas películas de la Guerra Civil no se de dónde viene, pero no lo comparto».

Respecto a si le preocupa más que España se vacíe o se pueda romper, considera que lo que le quita el sueño es que la «ciudadanía se divida y estemos desunidos y enfrentados». Para el también director de «La voz dormida» habría que «buscar aquello que nos une como país de países que somos y encontrar vías para vivir juntos si queremos hacerlo», para luego matizar que «muchas familias, parejas e incluso pandillas se rompen y se sigue adelante», por lo que abogó «por el respeto a lo que la gente quiera».

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