La belleza del arte que se sale del canon
‘Non finito’ explora distintas formas de lo inacabado como «metáfora de la creación» a través de 85 obras de grandes artistas como Degas, Picasso, Sorolla, El Greco o Chillida
Cuando Miguel Ángel vio por primera vez ‘El torso de Belvedere’, la inacabada estatua de un desnudo masculino firmada por el escultor Apolonio de Atenas en el siglo II antes de Cristo, quedó maravillado, en contraposición a los recelos que suscitó en sus colegas renacentistas, lo que dio pie en aquella época a un encendido debate que convertiría la mencionada talla en un auténtico mito. Desde entonces, esa idea de lo inacabado, de la imperfección en la obra, ha despertado el interés de generaciones de artistas a lo largo de la historia. La exposición ‘Non Finito. El arte de lo inacabado’, que acoge el Museo Nacional de Escultura, con sede en Valladolid, «se mueve en el extrarradio del canon» a través de 85 obras de grandes artistas que dialogan en torno a la idea de lo no terminado como «metáfora» de la creación.
Degas, Picasso, Sorolla, El Greco o Chillida son algunos de los nombres propios reunidos en la sede del Palacio de Villena , cuya obra se exhibe en seis «especie de gabinetes» recreados en ambientes distintos. La muestra comienza, explica su comisaria y directora del Museo, María Bolaños , en el taller del artista para fijarse en el «encanto» de los comienzos de cualquier trabajo, en «ese momento de exploración y búsqueda» en el que prima «un estado de indecisión» y «euforia creativa». Lo hace a través de obras de diversas épocas como «un precioso esbozo de un ‘San Lucas pintando a la Virgen’ de Giorgio Vasari, arquitecto y pintor del siglo XVI; la preparación de un retrato de Felipe de Borbón por Jean Ranc -dos siglos posterior-, o el curioso diálogo que la muestra permite entre un friso del Templo de las Nereidas procedente del British Museum con una inacabada talla del zamorano Baltasar Lobo en la se divisan las marcas de lápiz por donde el artista debería haber continuado.
Desde 2017
La citada institución británica es junto a la colección privada de Juan Abelló dos de los ‘prestadores’ de las obras reunidas, a las que se suman también piezas de las principales pinacotecas nacionales como El Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza, el de Bellas Artes de Bilbao o la Cinémathéque Francesa. El proyecto, según detalla Isabel Salgado, directora del departamento de exposiciones de la Fundación La Caixa, entidad colaboradora, c omenzó a fraguarse en 2017 con la idea de inaugurarlo en 2020, propósito que truncó el inicio de la pandemia, por lo que aunque estaba previsto que se ‘estrenase’ en Valladolid finalmente lo hizo en Palma -la tercera y última parada la tendrá en Zaragoza-.
Pese a su largo recorrido hasta ver la luz, Bolaños significa que poco ha cambiado del proyecto inicial.
En el segundo ‘gabinete’, el protagonismo es robado por aquellos artistas que a partir del Renacimiento tardío se mostraron disconformes con buscar la perfección, una vía que abrió Tiziano y que en España siguió El Greco, que con su «pintura a la brava» buscaba «lo más espontáneo y auténtico», poniendo sobre la mesa el papel que tiene el espectador a la hora de «completar» la obra inacabada, recuerda Bolaños.
Las obras del tercer espacio remiten a «la idea del fracaso» y partiendo del «mito clásico de la Torre de Babel» pone como ejemplo proyectos descomunales que nunca llegaron a término, como la Catedral de Valladolid - se exhibe un esbozo del arquitecto Ventura Rodríguez- o la Sagrada Familia de Gaudí . «En los años 20 este tema de Babel y el vértigo de la creación vuelve a aparecer de maneras diversas», recuerda la directora del Museo, y como ejemplo la exposición recoge momentos clave de la película ‘Una semana’ de Buster Keaton.
El cuarto ‘gabinete’ abre paso a distintos ejercicios de la composición transformista. De la intención de este espacio da cuenta una edición de ‘Las Metamorfosis’ de Ovidio , a la que suceden una serie de obras en las que «su contenido está dejando se ser una cosa para empezar a ser otra». Así se ve en la pieza de Alberto Sánchez procedente del Museo Patio Herreriano referida al mito de Dafne, pero también en la serie fotográfica ‘Movimientos de humo’ de Étienne-Jules Marey, el fotógrafo experimental que se dedicó a plasmar el movimiento en celuloide.
El paso del tiempo
La erosión que produce el paso del tiempo en las piezas centra el quinto espacio, que alberga la copia en yeso del mencionado Torso de Belvedere. Junto a la escultura, otras creaciones fragmentadas intencionadamente o destruidas por infortunios , como la carcomida talla de la ‘Señora de Magrovejo’, procedente del propio museo.
Concluye la exposición en una sala en blanco impoluto. De sus paredes cuelgan los trabajos de dos paisajistas holandeses del siglo XVI, cuyo traslado de la inmensidad de los cielos y los océanos dialoga con la representación del Pacífico en la fotografía en blanco y negro de Hiroshi Sugimoto. Trabajos de Duchamp y Berruguete, entre otros, dan muestra también de cómo los artistas han tratado de «dar forma» al infinito. La ‘broma’ de Ignasi Abellí, la cinta de Moebius, la escritura árabe o el ‘Aleph’ de Borges ponen el colofón.
La exhibición se podrá ver en Valladolid hasta el 9 de enero.