El avispero de Ciudadanos

La situación para afrontar las elecciones en Castilla y León (menos las europeas) por parte de Ciudadanos es mala. El goteo de bajas y la creciente fractura del partido anima poco al votante, que prefiere decantarse por otras opciones, donde su voto sea útil. Los cuatro años pasados de sesteo son para enmarcar y el fichaje de Clemente con las malas formas de marcharse de cargo y partido, el mejor apoyo para los populares, pero son agua pasada, ya comentada. Sin embargo, una situación mala es susceptible de empeorarse y a ello contribuye Villegas, protagonista directo de la desastrosa acción política en la Comunidad, por omisión y acción, pues las filias y las fobias han pesadoen la toma de decisiones, y porque no ha digerido el sable de la proclamación de Igea como candidato a la presidencia de la Junta. Es más, con su intento de echar tierra sobre las extrañas primarias, que se le volverá, y su falta de apoyo explícito a Francisco Igea, parecería que espera el descalabro de este para volver con Clemente.

Igea, que fue llamado hace cuatro años directamente desde la Ejecutiva para ponerse al frente de Cs, sacándolo de UPyD, no lo tiene fácil. Pesa en su contra, su carácter fuerte y altivo a veces, que algunos de los que se dan de baja o se agazapan ahora, han esgrimido ante el crédulo Villegas como repelente contra el votante. Pero, en los tiempos pasados, ha sido la única voz de su partido en la Comunidad, que ha planteado una cierta oposición, ha trabajado, hasta donde le dejaban los que pasaban los lunes al sol, y ha mantenido una integridad moral.

Tiene muchos frentes abiertos, pero debería concentrarse en obtener un buen resultado en las autonómicas, nada fácil por desconocer la región, salvo carambolas; en coser el partido, y en preparar a Cs para la travesía en el desierto, dotándole de estructura y discurso político. Pensar en el futuro, si el estratega Villegas se lo permite.