Educación

Aulas que cobran vida gracias a la pandemia

El coronavirus permite reabrir, tras cuatro cursos, el centro de Arrabalde y otros también aumentan alumnado

Escolares de Arrabalde, en su primer día de clase al reabrir su colegio M. ÁLVAREZ

Alberto Ferreras

El inicio del curso escolar en Infantil y Primaria ha estado marcado, como no podía ser menos, por las medidas higiénico-sanitarias de prevención frente a la Covid-19 y en ese aspecto ganan enteros las escuelas rurales porque su menor número de alumnos reduce también el riesgo de contagios. Además, la pandemia también ha traído noticias positivas a pueblos como el zamorano de Arrabalde o el soriano de Deza, que han reabierto sus puertas tras años cerradas gracias al atractivo que supone contar con un reducido número de alumnos, ocho en el caso de la primera escuela y cinco en la segunda.

En Arrabalde, el propio alcalde y padre de una de las alumnas más pequeñas, Felipe Martín, admite que la reapertura tras cuatro cursos en los que los alumnos se han tenido que desplazar a la localidad de Morales del Rey a dar clases ha tenido «mucho que ver» con el nuevo coronavirus. De hecho, una familia regresó a este municipio de dos centenares de habitantes de la comarca de Benavente y Los Valles procedente de Medina del Campo porque en él las clases siempre iban a ser más reducidas que en la ciudad vallisoletana.

A los dos alumnos de esa familia hay que sumar otros dos, hijos de la médica del pueblo, que también se han matriculado en Arrabalde por el atractivo de contar con una reducida y pertrechada contra contagios de Covid-19. A esos cuatro alumnos hay que sumar otros cuatro niños que residen en el pueblo desde hace años y que de otra forma hubieran tenido que desplazarse todos los días 17 kilómetros en autobús de línea compartido con otros viajeros para poder asistir a clase, con el riesgo que ello hubiera conllevado.

El alcalde, satisfecho con la reapertura de un colegio que pese a contar con unas instalaciones relativamente nuevas cerró sus puertas en junio de 2016, asegura que no escatimará medios en implementación de medidas preventivas frente a la Covid-19 en este centro escolar rural, en el que todo quedará en el pueblo, ya que incluso el profesor principal reside en Arrabalde.

La escuela rural, con reducido número de alumnos en muchos pueblos, se ha erigido en una ventaja sanitaria en la nueva normalidad. El escaso número de alumnos hace que sea más reducido el riesgo en centros como el colegio rural de Almeida de Sayago. Allí, este curso se han matriculado dieciséis alumnos, divididos en dos aulas. Aunque las clases se han iniciado de forma presencial, nadie puede asegurar que no habrá que volver a las aulas virtuales en un futuro y por ello, en ese centro escolar, se van a preparar desde el primer momento para ello. La dirección del centro ha promovido talleres para los padres, para facilitar el acceso a los contenidos virtuales en el caso de que haya un nuevo confinamiento. Del mismo modo, a los alumnos se les acostumbra a manejarse en las aulas a distancia y para ello, cada semana se les exigirá que entreguen una tarea escolar a través de medios telemáticos.

Ayuda de la Guardia Civil

En ese colegio, el último trimestre del pasado curso tuvieron que recurrir a la ayuda de Cruz Roja y de la Guardia Civil para poder concluir el curso por las dificultades que algunos alumnos tenían para acceder a los contenidos a distancia. La organización de ayuda humanitaria y social aportó, en colaboración con la Dirección Provincial de Educación, tarjetas SIM para las familias de este centro escolar rural que no disponían de conexión a Internet en sus casas. De esa forma, aunque fuera con la incomodidad que supone acceder desde un teléfono móvil o una tableta electrónica, los estudiantes pudieron seguir los contenidos del último trimestre del curso. Pero para profundizar en esos contenidos necesitaban material que se había quedado en la escuela y por ello, el centro recurrió a la Guardia Civil para hacer llegar libros y ese material a familias de siete niños, un tercio de todos los matriculados el año pasado, que no tenían medios para desplazarse a por ellos al colegio.

En el nuevo curso, la Covid-19 ha obligado a cambiar la metodología de éste y otros colegios rurales basada en el trabajo en grupo pero aún así, los problemas que plantea la pandemia son, a priori, menores que los de los colegios de las ciudades, con más aulas y mayores ratios de alumnos por clase.

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