Los ataques de lobo a la ganadería caen un 35,4% en el sur del Duero

En el primer semestre del año se ha registrado la muerte de 1.205 animales por esta causa, un 18 por ciento menos que el año anterior

Una docena de ovejas muertas por el ataque de lobos en una explotación a 14 kilómetros de la capital zamorana, en el paraje conocido como El Chozo ICAL

ABC

Los ataques de lobo a la ganadería han descendido en un 35,4 por ciento en el sur del Duero, donde la especie está protegida , cayendo en consecuencia también el volumen de animales muertos, que se han reducido en un 18 por ciento.

En total fueron 912 ataques los que causaron 1.205 muertes de cabezas de ganado en el primer semestre del año, por debajo de los 1.412 episodios vividos en el mismo periodo de 2018, que motivaron la pérdida de 1.468 unidades, según los datos facilitados a Ical por el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, en los que se aprecia «una cierta mejora» .

La evolución se observa claramente en una de las provincias más afectadas por este cánido en la Comunidad, Ávila, donde la ganadería extensiva convive en espacio y tiempo con el lobo . Así, en territorio abulense se registraron 748 ataques en 2018, frente a 640 entre enero y junio de este año, un 14,4 por ciento menos; o en Segovia, donde pasaron de los 329 a 225, con una caída del 31,6 por ciento, en la línea del conjunto de la Comunidad. Únicamente se lamentaron más ataques al sur del Duero en Zamora, donde se contabilizaron 31, frente a los 26 del primer semestre del pasado año, un 19,2 por ciento más.

En el norte del Duero, aunque por el momento no se facilitan los datos, el consejero destacó que el número de ataques total en el periodo de estudio mantiene los datos de 2018 tanto en agresiones como en cabezas de animales. Recientemente, se aprobó el Plan de Aprovechamiento, que permitirá cazar 339 lobos al norte del Duero hasta 2022, donde es una especie cinegética.

Suárez-Quiñones especificó que se trata de una especie con protección «absoluta» al sur del Duero, mientras que en el norte cuenta con «protección, pero algunos criterios sí permiten su caza para garantizare su estado favorable, y del que no hay ninguna duda de su expansión dentro del territorio, en muchos casos hacia el propio sur de la Comunidad».

La decisión de la cifra del plan de aprovechamiento se basa «en criterios absolutamente técnicos». «Partiendo de datos y manadas se introducen cupos de caza máximos gestionados. Eso no garantiza que se cacen todos, porque siempre queda entre el 50 y 75 por ciento sin abatir sobre la cifra que los técnicos consideran que es suficiente para que la especie tenga estado favorable», comentó. De ello, se concluye, explicó el consejero, que «al no cumplirse los cupos, la especie va en incremento y se tiene en consideración la población que deriva de los no cazados el año anterior, pero siempre de forma sostenible».

Prevención, pagos y batidas

Al sur, el lobo está protegido por la directiva Hábitat de la Unión Europea. «No podemos hacer nada más que introducir medidas preventivas, junto al sector ganadero», señaló Suárez-Quiñones, quien explicó que es «complicado» al predominar la ganadería extensiva, no estabulada, «ya que comparten el monte y el mismo medio que el lobo«. «Se encuentran siempre», añadió.

Por ello, apostó por «implementar medidas máximas, pero no estabular el ganado, porque acabaríamos con este tipo de ganadería» . Dado que el lobo burla en muchas ocasiones las acciones preventivas y las buenas prácticas de los profesionales del sector, la Junta cuenta con una segunda opción, especialmente en provincias como Ávila, para compensar los daños económicos, algo a lo que no está obligado el Gobierno regional, según defendió el consejero, según una declaración general de la Ley de Patrimonio y Biodiversidad del Estado. Mientras, en el norte del Duero la Junta compensa el daño pagando la franquicia del seguro que está obligado a suscribir el ganadero, a excepción de cuando se produce en reservas regionales, que se abona el cien por cien.

A pesar de ello se desarrolla al sur del Duero a través de cantidad consensuadas con el sector, en las que se tienen en cuenta la pérdida emergente, el lucro cesante y otros perjuicios. Y se trata de ser «lo más rápido posible en pagar esas ayudas». Actualmente se abona, de media, en menos de 30 días, frente a un año que se tardaba en 2015. «¿Es suficiente? Los ganaderos no quieren compensación, sino su ganado, pero como hay que buscar un equilibrio, vemos un punto para que los daños sean admisibles . Es un problema que existe también en otros países europeos», respondió.

No obstante, además de las acciones preventivas y el pago por daños, Suárez-Quiñones determinó una tercera medida, que es el control de la especie a través de batidas. «Se hacen de forma excepcional y lo prevé la propia directiva Hábitat. Europa ha entendido que esta medida es necesaria. Ahora da cierta seguridad jurídica y hay tranquilidad en ese sentido» comentó.

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