Asturias, cerca y lejos

El presidente Herrera y su homólogo asturiano, Javier Fernández, mantuvieron hace días un encuentro para avanzar en los temas comunes que preocupan a ambas autonomías. Carbón, infraestructuras, despoblación y financiación fueron los puntos principales tratados. A nivel nacional, del encuentro tan solo transcendió el controvertido tema de la minería, tan vital como de moda por aquello de las elecciones generales en ciernes.

Que Asturias sea, junto con Andalucía, un bastión casi inexpugnable del socialismo, buena culpa la tiene el propio Partido Popular, pues operaciones Cascos aparte, ni el Principado es el reducto minero y sindicalista radical del siglo pasado, ni Castilla y León salvaguarda de aquella España rancia y poco instruida. Pocos, costumbristas, pero con ganas de mirar a las demás regiones a la cara y hasta con un matiz europeísta por aquello del destino universal.

Con Asturias, en especial a los leoneses, les pasa como a los vecinos de toda la vida. Hay herencias y pleitos sin resolver que más bien nos vendría a todos poner algo de todas las partes. Compartir el Parque de Picos de Europa, utilizar los recursos para la práctica del esquí siempre y cuando no quieran que paguemos la factura de la luz como pretenden de las instalaciones, que no invadan a cada poco pastos de montaña y reclamen como suyos. Que no sean la leche con nuestra leche, que no miren a nuestra minería privada con altanería por ser la de ellos pública en su mayoría, que reclamemos a Europa vías de comunicación para el olvidado oeste peninsular, que nos faciliten la salida al mar de nuestras mercancías y que no se lleven al Sporting a lo mejor de nuestros equipos de fútbol.

Ironías aparte, lo cierto es que la diferencia de siglas no debería restar un ápice la defensa de lo que necesitamos y nos une, que es mucho.