Fernando Conde - Al pairo

Artesanos de la muerte

«En España hay demasiadas familias destrozadas por la barbarie etarra como para olvidarnos de ello»

Fernando Conde

El pasado 8 de abril la momia etarra quiso reírse una vez más de los más de mil muertos que ha dejado en su sangrienta e ignominiosa rodadura. Como si de la presentación de un gran acontecimiento se tratase, había planeado presentarse ante el mundo como una organización que hubiera acordado su extinción a cambio de algún extraño quid pro quo. He de confesar que, como ciudadano que durante años se desayunaba un atentado cada poco, no he acabado de entender por qué la administración francesa ha permitido este paripé en un lugar público, por qué la Iglesia se ha prestado al juego y, sobre todo, por qué estos malnacidos han querido, después de haber fracasado ante la fuerza de la democracia y el sacrificio de tantos inocentes -muertos y vivos-, hacer semejante ridículo. Su pretendido acto de propaganda ha resultado, a la postre, tan patético que quizá deberían darse cuenta de una vez de que su única valentía ha sido la de empuñar cobardemente una pistola, cobardemente apuntar a la nuca de un desprevenido y cobardemente disparar.

Ahora bien, la Biblia que a través de las parábolas busca explicar tantas cosas, ya expone en la famosa del hijo pródigo esa necesidad que el ser humano siente de redimir al pecador , de encauzar al despistado y de enderezar al torcido. Tal vez pocas cosas nos hagan sentir tan bien como la sensación de haber logrado que una oveja descarriada vuelva al redil. Y en estos casos solemos caer en la tentación de querer recompensar con más comida y mejor sitio a la reconducida en perjuicio de las que siempre estuvieron ahí, en el buen camino. Sería un error descomunal que el Estado, en un nuevo arranque de bondad mal entendida, aplicara una suerte de amnistía tácita con los asesinos. En España hay demasiadas familias destrozadas por la barbarie etarra como para olvidarnos de ello. Y aunque es cierto que vivimos en un país tan desquiciado que permite que se llame asesino a un niño con cáncer, por el hecho de querer ser torero, mientras permanece impasible cuando unos asesinos de verdad se autoproclaman artesanos de la paz, no podemos olvidar que es precisamente contra la idea de España contra la que percutían la mayor parte de esos tiros por la espalda y de esas bombas homicidas.

Así que, si ETA quiere entregar las armas, declararse extinta o irse adonde los españoles mandamos al personal cuando estamos de mal humor, muy bien. Pero que se olviden de obtener cualquier tipo de legitimidad con «performances» de tan dudoso y amargo gusto. Porque nosotros tampoco olvidaremos que antes que artesanos de la muerte fueron sus asquerosos enviados .

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación