Arte e historia entre antepasados

Panteones majestuosos y obras de escultura pétrea ayudan en los cementerios a conocer el pasado de las ciudades y destacados personajes que en ellas vivieron

Cementerio ubicado en el castillo de San Martín del Castañar (Salamanca) ICAL

H. DÍAZ

Las tumbas de grandes de la literatura universal como Moliere, Oscar Wilde o Balzac, y también de la música, como Jim Morrison o Édith Piaf , la gran dama de la «chanson» francesa, atraen cada año a millones de turistas al parisino cementerio de la Pére-Lachaise . No es una excepción, ocurre también en otros camposantos europeos, como en el Central de Viena, donde descansan los restos de los compositores Beethoven, Schubert y Salieri , o el de Highgate, en Londres , cuyos panteones de estilo victoriano albergan a ilustres personajes como Karl Marx o George Elliot. Y es que si que si existe un lugar donde reposa la historia de las ciudades es en los cementerios, en cuyos conjuntos funerarios reposan los restos de los habitantes que la poblaron y que contribuyeron en algún momento a su desarrollo.

Ocurre en el cementerio de El Carmen , el camposanto más antiguo de Valladolid, donde «está guardada la historia de la ciudad durante los últimos 200 años», defiende el investigador y exconcejal de IU Jesús Anta, quien desde hace un tiempo se ha propuesto dar a conocer el pasado y el arte vinculados al «Valladolid de los muertos» , que en su opinión, y aunque parezca contradictorio, «está muy vivo».

Fue el 1 de septiembre de 1833 cuando se produjo el primer enterramiento en este camposanto, asentado en una pequeña huerta de los Carmelitas Descalzos extramuros, comprada por el Ayuntamiento a raíz de la real cédula emitida por Carlos III instando a que fuera la administración quien se hiciera cargo de estos espacios y no la iglesia. Aunque este cementerio dispone actualmente de 33 hectáreas , basta echar un vistazo a cinco, las correspondientes a la parte antigua, construida siguiendo la estética de las ciudades romanas, para viajar en el tiempo.

Jesús Anta, durante una de las visitas guiadas al cementerio de El Carmen F. HERAS

Y no sólo a través de los restos de las personalidades que allí descansan, afamados alcaldes como Miguel Iscar (1828-1880), cuyas aportaciones urbanísicas revolucionaron entonces la ciudad con aportaciones como la canalización de la Esgueva o el actual Campo Grande; sino también a través de las obras funerarias que los albergan, entre las que Anta destaca las realizadas por Teodosio Torres López, quien como arquitecto del Ministerio de la Instrucción Pública fue el responsable del Hospital Viejo, el Instituto Zorrilla o la Plaza de Toros.

Recuerda el investigador que aquel Valladolid de la segunda mitad del siglo XIX vivió un gran auge económico -acababa de llegar el ferrocarril, se había creado el Banco de España y el Canal de Castilla era la vía para transportar el grano hacia el norte-. Y llamados por tal condición, a la burguesía vallisoletana se sumaron familias pudientes de Cantabria o de las provincias de Palencia y Burgos, para cuyo lecho de muerte no escatimaban en gastos. Así, en su talla participaron e scultores como Fernández de la Oliva , autor, entre otras obras, del Cervantes que preside la Plaza de la Universidad, o arquitectos como Gerónimo Ortiz de Urbina (1824-1909), responsable del Pasaje Gutiérrez .

«Estamos ante obras de autor», que también permiten estudiar a fondo la simbología recurrente en un camposanto , detalla Jesús Anta, destacando junto a la cruz, los ángeles y la antorcha invertida, elementos florales como la laurel, la hiedra o la hoja de acanto, además de característicos de la masonería, como los obeliscos o los paños tallados con gran destreza en la piedra.

Gran desconocido

Muy pocos vallisoletanos conocen éstas y otras obras que esconde este cementerio de El Carmen, extremo que se propuso remediar hace cuatro años el que fuera concejal de IU, que junto a su compañero Francisco de la Rosa y la Asociación de Vecinos del Barrio Belén, promoviendo una ruta por la parte más antigua del camposanto.

Así, junto a las obras ya mencionadas, Anta invita a descubrir al visitante bellas tallas como «Patética mujer», del escultor José Martínez Oteíza (1870-1942) , que sirve de lápida del panteón en el que se asienta, o también atribuida al mismo autor un cristo yacente que emula al de Gregorio Fernández , aunque su hermosura es más difícil de apreciar debido a que la pieza caliza utilizada en su talla -traída en aquella época de Murcia- aguanta peor las inclemencias meteorológicas vallisoletanas.

Aunque apenas se encuentran epitafios, y muy pocos son los bustos que se representan, El Carmen alberga alguna que otra curiosidad escultórica, como la niña representada con los brazos en alto y abiertos que preside un panteón, una escultura de Aurelio Pérez Carretero (1863-1917), el autor del Conde Ansúrez, José Zorrilla o la talla que preside el panteón de personas ilustres, donde descansan, entre otros, el propio Zorrilla, Pío del Río Hortega y desde más recientemente el autor Miguel Delibes .

Escultura de piedra y madera

No es el único cementerio castellano y leonés que dice, y mucho, de la historia de su ciudad. Otro ejemplo se encuentra en el cementerio municipal de San Atilano en Zamora , que data de la primera mitad del siglo XIX. Entre tumba y tumba alterna obras arquitectónicas y de escultura pétrea y en madera, panteones de ilustres, restos mortales de referentes de la escritura y la poesía del siglo XX y hasta treinta sepulturas orientadas en dirección a la Meca y reservadas a personas de religión musulmana.

Uno de los ornamentos más llamativos que puede descubrirse cual serendipia mientras se pasea por los cuarteles más cercanos a la tapia norte del camposanto es el ángel nacido de un ciprés seco que en vez de cortarse fue esculpido con la gubia de Andrés Figuero en los primeros años del siglo XXI. Así, el árbol característico de las necrópolis fue utilizado para tallar un imponente ángel de madera en posición de rezo al que se le añadieron unas alas de hierro de forja.

También la escultura en piedra se hace un hueco en el cementerio zamorano, con el soldado que escolta la tumba del teniente Tito , o las imágenes de la Virgen y María Magdalena en posición de rezo al pie del panteón de la familia Nerpell . Igual de llamativos son, por su majestuosidad, los panteones familiares de los Cancelo, los Bobo, los Prieto o los Rueda, ejemplos de arquitectura funeraria y auténticos palacios en la ciudad de los muertos de Zamora.

La cultura también se hace un hueco en el camposanto local en espacios como la alada y ondulada tumba del poeta Claudio Rodríguez o la mimetizada con la naturaleza del filósofo, ensayista y pensador ácrata Agustín García Calvo. También hay enterramientos que sobrecogen, como uno de los pocos que ha resistido el paso de los siglos, situado a la entrada junto al muro, donde fue enterrada en el año 1889, con tanto sólo 17 meses, la niña María Dolores Primitiva, que «tendió al cielo sus alas y aquí sus despojos descansan en paz», según reza la placa de su nicho.

Rutas en León

La puerta principal del cementerio de Puente Castro, en León, marca también el inicio de un viaje entre panteones. Allí se ofrecen los primeros datos, la preparación para un recorrido teatralizado de aproximadamente media hora de duración y 13 paradas en las que se exponen curiosidades que consiguen arrancar el asombro y el interés de los visitantes. Las rutas comenzaron hace tres años a propuesta de la Asociación Nacional de Entidades y Empresas Municipales de Servicios Funerarios y de Cementerios.

El cemenetrio de León, en una imagen de archivo ICAL

El panteón del Cabildo de San Isidoro ; los enterramientos de Las Hijas de la Caridad; el nicho del alcalde Miguel Castaño, periodista, y político socialista español que fue alcalde de León durante la II República y fusilado por el ejército franquista a poco de comenzar la Guerra Civil; el panteón referente a la minería; las tumbas de los fallecidos en el accidente ferroviario de Torre del Bierzo de 1944 , en el que hubo 78 víctimas; el panteón de la Condesa de Sagasta; la tumba del poeta, novelista y ensayista Victoriano Crémer ; la capilla de Secundino Gómez y María Álvarez; el monumento levantado a la Memoria Histórica; la tumba de Víctor de los Ríos y la Orden de San Juan de Dios o la primera mujer taxista, cuyos restos también reposan en este cementerio leonés construido en 1928 por el arquitecto Isidoro Sáinz -Ezquerra y Rozas.

Unamuno, en Salamanca

Y en Salamanca capital reposan los restos o las cenizas de personajes ilustres como el que fuera rector de la Universidad de Salamanca (USAL) Miguel de Unamuno , en cuyo nicho figura el epitafio escrito por el propio pensador «Méteme Padre Eterno en Tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí pues vengo deshecho del duro bregar».

El estudiante salmantino de Derecho Serafín Holgado, asesinado en 1977 junto con otros cinco compañeros en el despacho laboralista de los abogados de Atocha, el artista Rafael Farina o el escultor Agustín Casillas se unen a esa relación con la incorporación más reciente de las cenizas del cineasta Basilio Martín Patino , fallecido en 2017.

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