Se armó el Belén

Tiene el páramo una bufanda de niebla que se echa al cuello de las encinas cada mañana. Y van formando las pacas, que quedan apiladas en alguna tierra, catedrales de Torozos. Una puesta sobre otra y mirando al cielo. Y en cualquier chozo, con las ovejas de fondo, se adivina un Belén en ciernes. «Caminamos a Belén y el camino no sabemos», canta Joaquín Díaz. Con esta niebla cualquiera se pierde.

Es Navidad otra vez y en los colegios los niños cogen vacaciones y representaban ayer funciones y cantaban villancicos. Una cosa que yo eché en falta el otro día en las Cortes entre tanta felicitación navideña en el último pleno antes de Navidad. Estaba el ambiente para que en la cafetería hubieran colgado guirnaldas, y en vez de tortillas sirvieran polvorones. Y para que sus señorías, a fin de humanizar la actividad de las Cortes, hubieran representado un Belén viviente. La presidenta de Virgen María (Clemente) y el presidente de San José. El pesebre vacío, a estas alturas -y mañana 24- en aras de que «nazca» un candidato. En segundo plano no cuesta imaginarse en procesión a Tudanca haciendo Melchor, a Pablo Fernández de Gaspar y como lo más negro que tenemos en esta región -perlas aparte- es el carbón el papel de Baltasar lo hubiera interpretado el procurador de UPL Santos Reyero. Al de Izquierda Unida le habría tocado ir de pastorcillo pero por llevar la contraria creo que hubiese aparecido disfrazado de Papá Noel, que no es cristiano. Y Luis Fuentes con sus alas naranjas anunciando la buena nueva. Esa que repite como si fuera un mantra: «sepan ustedes que hay gobierno gracias a nosotros».

Ayer cantaban la lotería de fondo en las cafeterías como si en vez de tener un televisor enchufado en cada una tuvieran su propio niño de San Ildefonso. Hoy «lo importante es que estamos bien», que dice mi abuela.

¡Feliz Navidad!