Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Apuestas mutuas
«El problema de este otoño, realmente, es que va camino de una timba; de ésas que no requieren ir siquiera de etiqueta»
El otoño convertido en un casino. ¡No estaría mal que fuera un casino! El problema de este otoño, realmente, es que va camino de una timba; de ésas que no requieren ir siquiera de etiqueta. Lanzan sus dados estos días en todos lados, unos y otros, haciendo las quinielas como si fueran Lorenzo Sanz antaño.
El problema de los debates de investidura en Madrid son las quinielas aquí. Con Rajoy ya presidente, a falta de la abstención mañana, estos días el futuro corre por los mentideros políticos que dicen una cosa y la contraria en el mismo café. Con esa facilidad se hacen y deshacen ministerios y hasta descabezan gobiernos autonómicos. Ahora Herrera de ministro. Lleva yéndose fuera tanto tiempo... Dicen que es la definitiva, que formará parte del nuevo Ejecutivo de Rajoy. Tanto como Cospedal. La diferencia entre Juan Vicente y Cospedal es que éste todavía es uno de los dos líderes autonómicos que sigue ganando elecciones en España al borde de la mayoría absoluta. Pero qué sé yo. Mañana lo mismo se va a Madrid de ministro que de senador; o se va a Burgos.
Que Herrera se fuera, a Madrid o a su casa, tendría otro problema que ya están resolviendo los de las apuestas. Las apuestas lo resuelven todo. Qué frase tan nuestra para zanjar una discusión ésa de: «Qué te apuestas». Las apuestas son tan españolas como las sopas de ajo y el gazpacho. El problema pasaría por buscarle sustituto ida Rosa. Para eso también hay favoritos entre los garitos a la hora de la siesta. Mañueco o Silván. Aunque empiezan a comprar papeletas con el nombre de Carriedo, por si llega el día.
Con el cambio de hora de mañana se asemeja este otoño a una «noche de tahúres», que diría Raúl del Pozo. En este país vivimos de las loterías no jugadas.
«En otoño los hombres se visten como hombres», dice Magnífico Margarito. Si fuera por apuestas alguno perdía hasta la ropa.