Artes & Letras
Antonio Baciero: oficio y virtud
El músico burgalés cumple cincuenta años de actividad concertística en Valladolid. Además de su reconocida faceta como pianista, ha desarrollado una intensa labor en el campo de la musicología, organología, historia de la música y docencia
El martes 29 de marzo en el Teatro Calderón de Valladolid, Juventudes Musicales ha programado un recital de Antonio Baciero -socio de honor de la Asociación- para celebrar su vinculación con la ciudad: «Antonio Baciero, 50 años de actividad concertística en Valladolid». El maestro pronto cumplirá años, todos entregados al oficio de ser músico. Y cuando escribo músico incluyo muchos servicios, porque si bien el nombre de Antonio Baciero se asocia internacionalmente al del gran pianista de concierto -perito en Schubert y Bach- su extraordinaria cultura y su afán investigador hacen que a esta ocupación principal se sumen su interés por la musicología y su dedicación a la organología, la historia de la música y la docencia.
Música antigua
Inagotable explorador de músicas antiguas, ha sido un precursor en la recuperación del patrimonio musical español, recobrando para el público una valiosísima colección de partituras inéditas para teclado de los siglos XVI al XVIII, convirtiéndose así en un profesional muy parecido a aquellos músicos de corte o capilla -Sebastián de Albero, José Lidón, Antonio Soler- cuya música ha devuelto a los circuitos y que se desempeñaban como duchos intérpretes, proveedores de partituras, archiveros, componedores de órganos y clavecinistas.
A este respecto, el compromiso más significativo de Antonio Baciero ha sido con la difusión de la música escrita por otro burgalés, Antonio de Cabezón. Durante una década grabó para el sello Hispavox una integral en quince elepés -eran los años setenta- que recibió en dos ocasiones el Premio Nacional del Disco y fue nominada para el Premio Mundial del Disco de Montreux, una absoluta excepción en la discografía española de aquel entonces, cuando incluso una figura de la trascendencia de Antonio de Cabezón era mal conocida.
Otro de los méritos de esta colección es que Baciero, pionero también en la cuestión formal, registró la música de Cabezón en casi una treintena de instrumentos, muchos de carácter histórico y de inmenso valor, instrumentos que servían por vez primera a una moderna grabación, como el órgano del Real Monasterio de Santa Clara, en Carrión de los Condes, o el portativo que se conserva en Tordesillas y que fue restaurado expresamente para esta grabación, o la espineta veneciana que se cree perteneció a la reina Isabel I de Inglaterra, conservada en el Victoria and Albert Museum de Londres, además de otros muchos instrumentos históricos de gran relieve olvidados en las iglesias rurales o depositados en museos de todo el mundo.
Pero de todo esto hace ya mucho tiempo. Ahora Antonio Baciero vuelve al Teatro Calderón como pianista, a interpretar un programa espléndido y muy exigente dedicado a Bach, a Liszt y Busoni, y es seguro que lo interpretará como siempre, con oficio y virtud. Feliz aniversario, maestro. Y gracias.…