El alma de La Olmeda

Aquel 1968 prolijo en acontecimientos como el mayo francés, la sofocada Primavera de Praga , los primeros atentados de ETA o el paso triunfal de Massiel por Eurovisión , tuvo también un hito cultural por nuestras tierras. La tarde del 5 de julio, Javier Cortes Álvarez de Miranda y Avelino Palacios efectuaban un rebaje en una finca de la localidad palentina de Pedrosa de la Vega , propiedad del primero, sita en el paraje de La Olmeda , previo a su conversión en regadío. De repente hallaron el resto de un muro de piedra. Junto a él, por curiosidad, excavaron azadilla en mano apenas medio metro y apareció una superficie con teselas de colores. A la mañana siguiente, tras raspar someramente con un cuchillo, confirmaron que se trataba de un amplio mosaico.

De forma tan fortuita vio la luz hace cincuenta años este yacimiento con planta de villa señorial, que por su valor es considerado uno de los principales de la Hispania romana. Cortes , por entonces alcalde de Saldaña, dio parte del descubrimiento a las autoridades y recabó el apoyo de Pedro de Palol , catedrático de Arqueología en la Universidad de Valladolid , para que se hiciera cargo de la dirección de las excavaciones, labor que desempeñó durante dos décadas.

En 1980 cedió la titularidad a la Diputación de Palencia , cuando fruto de su ímprobo esfuerzo ya había erigido las primeras construcciones para proteger los mosaicos, que suman más de mil metros cuadrados. Ingeniero agrónomo por formación, J avier era un hombre culto, educado y tan sencillo que, al ejercer de guía para los turistas que visitaban La Olmeda, nunca revelaba su identidad. Hasta su muerte, en 2009, no cejó en su empeño de ordenar, estudiar y exponer las piezas encontradas. Por ello, en esta conmemoración, su perfil humanista y generoso como alma del tesoro se hace aún más presente. Necesitamos otros mecenas como él.