¿Algún espía en la sala?

Nadie sabe si, entre el público asistente el jueves al Aula de Cultura de El Norte de Castilla habría algún espía infiltrado tomando buena nota de todo aquello que decían Juan Fernández Miranda, jefe de Nacional de ABC, y Javier Chicote, referente del periodismo de investigación en este diario, acerca del 'jefe de los espías', el teniente general Emilio Alonso Manglano . La figura y memoria del militar que fundara el Cesid, que ejerciera como agente secreto por horas, como confesor laico del Rey Juan Carlos pero, sobre todo, como hombre al servicio de un Estado democrático que iniciaba su andadura balbuceante e inestable, sobrevoló ayer el espacio del magnífico salón principal del Círculo de Recreo en Valladolid.

Las notas y cuadernos en los que durante casi veinte años Manglano fue depositando minuciosamente todas sus conversaciones, sus reflexiones y las informaciones obtenidas de todas las formas que puede hacerlo un espía, forman el grueso de un libro en el que no se salva ni el apuntador, como pusiera de manifiesto el presentador del acto.

El ruido de sables de aquellos primeros años ochenta, la sangre caliente de los asesinados por ETA, el dinero que hizo posible la Transición, personajes capitales de nuestra reciente historia como Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Narcís Serra , Mario Conde, Pedro J., Luis María Ansón, los de KIO, los ministros y altos cargos que hundieron sus pies en el fango de los fondos reservados… todos ellos danzaron entre el centenar largo de asistentes que, por edad y gobierno, sin duda les conocían bien, de otros tiempos ya vividos.

Pero echar la vista atrás y verlos con unos ojos diferentes, tamizados por la lente de aumento de un hombre que lo supo todo de y en este país durante dos décadas, fue sin duda una experiencia difícil de olvidar. Quienes, además, vayan a leer el libro (Roca Ediciones) disfrutarán de una verdadera novela de espías , magistralmente escrita y basada hasta los tuétanos en hechos absolutamente reales. Como nuestra vida misma. Pero tengan cuidado, si lo leen, es muy posible que alguien les esté espiando.