Alejandro J. García Nistal
Memoria e historia
Hay que devolver a las familias los restos de sus seres queridos. Es de ley y es un acto de humanidad al que nadie puede imponerse o crear trabas para que eso no se pueda remediar de una vez
Por fortuna vivimos en una comunidad autónoma donde precisamente la historia es algo consustancial a nuestro ADN. Pocas regiones en Europa atesoran las vivencias, patrimonio e importancia histórica como Castilla y León. Circulaba hace tiempo un proyecto para rescatar del abandono al menos cien castillos de los más de mil que algún vestigio han dejado para nuestro recuerdo y para que sigamos viéndolos desaparecer o los dignifiquemos. Francia, en este sentido, nos lleva la delantera en restauración y rendimiento económico y turístico de fortalezas. La memoria, también del que escribe, lleva a recordar la acertada medida que en su día fueron los paradores nacionales para sacar del abandono edificios históricos emblemáticos e importantes.
Pero si a la memoria atendemos ahí tocamos con una de nuestras flaquezas más notorias. Que existan ciudadanos en cunetas y montes es cierto que no se puede consentir. Hay que devolver a las familias los restos de sus seres queridos. Es de ley y es un acto de humanidad al que nadie puede imponerse o crear trabas para que eso no se pueda remediar de una vez.
Ahora bien, también debe tenerse en cuenta de que en todos los bandos hubo víctimas, represalias e injusticias. El utilizar como arma electoral o como elemento de manipulación de la opinión pública cada campaña de rescate arqueológico o cada paso que se da para procurar dejar las heridas bien abiertas y sangrantes es una villanía cobarde, sectaria y manipuladora.
La manida frase de ganar la paz puede aplicarse a todo ese movimiento y entramado político y social que empujó en su momento a aprobar la Ley de Memoria Histórica. Lo triste y lo peligroso es querer formar un organismo, Comisión de Memoria Histórica, como elemento a tamaño y competencia regional inquisitorial. Ojo con alimentar la hidra de varias cabezas. Cuidado con el juego sucio y partidista que se realiza desde entidades y asociaciones poco claras y a donde llegan miles de euros para causas filantrópicas y de ánimo solidario.
Hubo un juez que en el esperpento nacional llegó a solicitar el certificado de defunción de Francisco Franco. Tiene bemoles…