Alejandro J. García Nistal - Noción personal
Corazón de España
«La lentitud de Rajoy y las concesiones de Sánchez no deparan nada bueno»
Hay que ser muy cafre para inventarse algún tipo de explicación lógica para lo que está sucediendo en Cataluña. El crisol de la España de las autonomías que se nos presentó como la solución constitucional al problema de los regionalismos y que a la vez respetase las singularidades de un Estado plural no funciona.
Los nacionalistas excluyentes cuya raíz no va mucho más de uno o dos siglos niegan la realidad. España como estado moderno nació fruto de la unión de los reinos de León, Castilla, Navarra y Aragón. Y eso sucedió en el siglo XV, lo que nos da una perspectiva histórica lo suficientemente dilatada para que los «correctores de la historia» nos quieran enseñar otro relato de los hechos.
La Segunda República tuvo como problema fundamental el acoso y derribo al que se vio sometido el Gobierno, casi siempre en la provisionalidad, por culpa precisamente de los separatistas. Manuel Azaña, junto con Ortega y Gasset, fueron los dos pensadores políticos de mayor nivel en esos años y Azaña quiso, como presidente, al igual que lo hace Pedro Sánchez, tender una mano al nacionalismo radical que, Companys primero, hoy Puigdemont y compañía, han devorado en su intransigencia pretendiéndose llevar el cuerpo entero del bobo, sí bobo, que crea que con paños calientes y gestos se calma a la hidra de muchas cabezas independentista.
La lentitud de Rajoy y las concesiones de Sánchez no deparan nada bueno. Y mientras tanto, Castilla y León, como otras autonomías «no históricas», vaya eufemismo, seguimos aportando recursos humanos y lo mejor de nosotros a un Estado que no nos defiende, no nos valora y nos trata de forma desigual a quien lo tiene chantajeado constantemente. Castilla y León también tiene derecho a bienes y servicios porque lo mejor de nuestra tierra, la juventud, la hemos entregado a una causa que no es la nuestra. Como siempre, el corazón de España hace el esfuerzo de latir en un cuerpo insolidario entre sus miembros. Pobre tierra nuestra.