Se agrava la herida

A la espera de conocer mañana la composición del nuevo Gobierno de España y saber qué implicaciones directas tendrá para Castilla y León, la vida política en la Comunidad sigue marcada por la profunda crisis interna del PSOE, agravada con las últimas manifestaciones de Pedro Sánchez que, inicialmente, fueron alabadas por los suyos, incluido Luis Tudanca, quién destacó su sinceridad, pero que se ha comprobado que han agravado la herida interna que cada vez va a ser más difícil suturar.

Finalmente solo Mari Luz Martínez Seijo desoyó las directrices de la gestora socialista y se mantuvo en el «no es no», por lo que ahora tendrá que explicarse. No tengo ninguna duda que apelará a la conciencia y a la libertad de voto que consagra la Constitución, pero no es menos cierto que se coloca en una posición imposible en la organización palentina, porque ella ocupa el puesto en el que los militantes situaron a Julio Villarrubia. No fue la voz de los militantes, a la que ahora tanto apelan Pedro Sánchez y Luis Tudanca la que decidió, sino que fue el dedo ejecutor de la dirección socialista el que torció el mandato de las bases palentinas. Por eso la no abstención de Seijo es achacable a la lealtad cerrada a quién la colocó en el puesto, y por ello ahora se enfrenta a las voces internas, capitaneadas por la secretaria provincial del partido, que le reclaman el acta de diputada.

Estas situaciones son las que colocan al PSOE en una posición delicadísima con un Podemos al acecho dispuesto a dar el bocado al voto de la izquierda. La debilidad de Tudanca contrasta en el Parlamento regional con el brío que ha impuesto Pablo Fernández a su trayectoria pública y parlamentaria, en un intento más que evidente de autoproclamarse la voz de la oposición al Gobierno. Para evitarlo el PSOE deberá hacer lo imposible cerrar una herida que a fecha de hoy cada vez parece más profunda.