Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
40 crisis después
La crisis de los cuarenta cada uno la lleva como puede, que suele ser la mayor de las veces a base de chapa, pintura y sobre todo de comprarse un coche. Y si no unos vaqueros ajustados. Los vaqueros pitillo como solución para todo... Aquí la Constitución ha demostrado más elegancia al paso del tiempo , aunque muchos quieran regalarle por su cumpleaños un viaje estético de bisturí y cuchillo.
«Españoles y españolas», es lo que acabará diciendo la Carta Magna -como si por boca de Pablo Iglesias hablara-, con la nueva ocurrencia del PSOE. «Todos y todas» , repite la izquierda tratando de hablarle a alguien más que a si misma. Pero esto de rizar el rizo lingüístico es un movimiento «modernete» más que de modernidad y progreso, que es con los que sale el personal en la crisis de los 40 para tratar de encajar en un sector que ya no es el suyo. Puede que al PSOE de Pedro Sánchez solamente le ocurra esto: que ya no encuentra su sitio.
La Transición se ha convertido en un miembro más de la familia, como los abuelos o el pueblo, para los que nacimos en adelante. Algo que siempre estuvo allí. Y para ponerla en valor organizaba la Universidad Europea Miguel de Cervantes en Valladolid un curso para hablar de «Los valores de la Transición». Luego está Celia Villalobos diciendo que los «principios y los valores» la aterrorizan y a muchos no les sorprende. Contra esto en el curso había musas del cine y musas del periodismo.
Reescribir la Carta Magna, como legislar, no se debe hacer en caliente, pero España es ese sitio donde unos quieren reformar la Constitución a las bravas y a otros, siquiera planteárselo, les parece un sacrilegio. La crisis de los 40 le ha caído al Gobierno del PSOE más que a la Carta Magna, que lo lleva con más dignidad que arrugas. Y al PP, que busca un candidato más joven con tal de no buscarse a sí mismo.