Fernando Conde - Al pairo
1785
«Hay que romper moldes, mostrarnos con menos pudor, modernizar ideas y esquemas»
Y pocas me parecen. Pero esas son, a criterio de José María Moya , las aportaciones y logros que deberían hacer que un español se sintiera orgulloso de serlo. Las razones, por ser más ajustados a título -«1785 razones por las que un noruego querría ser español»- que, a modo de contraleyenda negra, deberíamos exhibir cada vez que nos mienten al Duque de Alba como un comedor de niños crudos belgas o al de Medina Sidonia como un marinero inútil que echó a perder la invencible Armada Invencible . Porque o no es verdad, como en el caso del primero; o fue más obra del azar y de malaje que de la impericia, como en el del segundo. Pero aquí tenemos un libro que trata de despertar el sentimiento de orgullo en quienes, a pesar de leyendas, de manipuladores, de complejos propios y de haber tenido que lidiar con aquello que tanto admiraba al canciller von Bismarck («estoy convencido de que España es la nación más fuerte de Europa. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma, y todavía no lo ha conseguido») seguimos sintiéndonos españoles, incluso más de cinco minutos.
Y en esta nómina, como no podía ser de otro modo, Castilla y León , como origen y cuna de la nación más antigua de Europa, juega un papel fundamental. Aquí se encuentran algunos de esos tesoros, razones en piedra las más de ellas, que harían rabiar de pura envidia española a cualquier noruego. Pero, con tenerlo y además cuidadito, es ahí, ¡Houston!, donde tenemos el problema . No sé si un noruego, con muchas menos de estas razones y más gélidas, sabría sacar partido con mayor eficacia, pero lo que es seguro es que nosotros no sabemos. Quizá sea una cuestión de sobreabundancia, porque de arte e historia somos la cornucopia de España y aun de Europa; o quizá sea ese sentimiento tan español de guardar el buen paño en el arca y no mostrarlo ni cuando hemos de venderlo; o quizá que todavía no hayamos descubierto la fórmula magistral, esa fórmula que, por ejemplo, ha hecho de Italia o de Francia destinos culturales de primer nivel . Porque, aunque aquí el título de «La bella desconocida» lo ostente, y con razón, la Catedral de Palencia, bien podría ser una sinécdoque -ya saben, la parte por el todo- de toda Castilla y León.
Necesitamos un curso acelerado de venta de imagen . Hay que romper moldes, mostrarnos con menos pudor, modernizar ideas y esquemas e, incluso, llegado el caso, crear un departamento comercial en la Administración que se ponga manos a la obra . La de Moya es un espejo que nos devuelve la imagen de un país complejo y lleno de complejos. Pero hay 1785 razones o más para no tenerlos.