«El problema de la covid-19 es que pagan justos por pecadores»
El cardiólogo Pedro R. Ballestero publica su primera novela, «El contrabando de la vida»
Pedro Rodríguez Ballestero ganó su primer diccionario en un concurso de redacción con 8 años. Ahora, a punto de cumplir 52 primaveras el 31 de octubre, publica su primera novela, «El contrabando de la vida» (Apuleyo Ediciones). «Esconde sentimientos, emociones, ilusiones, fantasmas, sueños, pasión, dedicatorias… ¡y hasta un acrónimo de plena actualidad! ( El co ntrabando de la vid a, el covid)», revela el autor.
En su novela cuenta cómo sobrevive T, un antiguo contrabandista con un sucio pasado a cuestas que guarda una fotografía en blanco y negro. La llamada de alguien a quien quiso y también traicionó le comunica la muerte de una persona que reaviva antiguos fantasmas. También habla de la «teoría de la espinotalámico» como uno de los mayores motores de la desgracia y de la perdición en la historia de la humanidad. «Cuando el dolor y el placer corren simultáneamente por las venas , la parte más primitiva y animal de nuestro cerebro toma el control pudiendo ser el preludio de grandes desgracias…», explica.
¿De dónde ha bebido para escribirla?
Más que una bebida, ha sido todo un proceso de destilación clandestina, una mezcla de mis raíces gallegas y recuerdos de la infancia sublimados entre mis últimas lecturas y experiencias vitales más actuales. Y sin lugar a dudas, los estragos internos que ha obrado en mí esta convulsa pandemia.
Pedro se gana la vida como cardiólogo en el hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina. «He aprendido de la vida a tratar de llenar de humanidad todos los ámbitos de la vida, personales y profesionales», asegura un gallego de Santiago de Compostela en la Ciudad de la Cerámica. «Hago honor a mis raíces emigrantes, supongo, y también con el libro, un poquito de patria», se justifica cuando se le pregunta por ese viaje de 700 kilómetros desde tierras de meigas, bruxas e curuxas, como dice el conjuro de la queimada.
¿Qué queda de aquel niño que con 8 años ganó su primer diccionario en un concurso de redacción?
Trato siempre de mantener todavía atrapadas aunque sea en pequeñas dosis algo de inocencia, de complicidad, de curiosidad, de ternura… Sigo siendo la versión 52.0 del mismo programa de siempre.
Pedro dice que está enganchado a la droga de la amistad, por lo que lleva mal lo de no dar abrazos ni besos en estos tiempos de pandemia. «Pero hay que dar ejemplo», añade este examinador de corazones. «Nos damos más cuenta aún de que somos una cultura muy acostumbrada al roce, muy necesitada del contacto, que precisa de la colectividad, que gusta del grupo para celebrar, compartir y hasta llorar con los nuestros. Lo soporto pensando en que se superará y valoraremos si cabe aún más nuestro estilo de vida».
«El problema de la covid-19 es que, como tantas otras cosas en la vida, pagan justos por pecadores, y lo de no ver la viga en nuestro ojo es algo muy español también», responde. «Se suman además la nula educación sanitaria de la población y la ausencia de campañas de concienciación que muestren la crudeza real de la situación, oculta quizás entre frías estadísticas por el precio político a pagar», remacha.
Es un viajero empedernido gracias a Teresa Calderón Duque, su esposa y cirujana en el mismo hospital, pero el cardiólogo y escritor no sabe con certeza cuál será su primera gran aventura después de la pandemia. «Después de este viaje interior que ha supuesto la novela, muy mal tienen que estar las cosas para que mi mujer no me suba a algún vuelo transoceánico en primavera destino a las antípodas», augura.
Además de escrutar corazones y escribir, Pedro toca la guitarra, con la que canta a la vida con mayúsculas. «Cualquier pretexto es bueno para la música: acompaña en las celebraciones y arropa en los momentos más bajos», asevera.
Vinilos y cervezas
Su hermano Alfonso le descubrió al «Boss», Bruce Springsteen, en los años 80. «Crecimos compartiendo sus canciones, que se colaban muy adentro y nos hablaban de valores, de sacrificio, de honestidad, de resiliencia, de amistad -recuerda-. Sus directos eran apoteósicos y con el tiempo, la excusa perfecta para seguir degustando ese sabor cómplice de lo fraternal».
Pedro también es amante de los vinilos, de las cervezas artesanales, de los artículos de segunda mano y de los «gloriosos» años 80. «Pero cualquier tiempo pasado no fue mejor, definitivamente», afirma. «Hay que disfrutar el presente, que es lo que verdaderamente existe, sin esconderse en el pasado o el porvenir. Hacer de cada momento el mejor posible, no sólo de la propia existencia, sino también de la de los demás», sugiere.
Esta próxima semana «El contrabando de la vida» saldrá a la venta en plataformas de internet (Agapea Libros y Amazon), en librerías de grandes superficies y locales bajo pedido.
¿Con qué sensación cerrará el libro el lector cuando lo termine?
Con la complicidad de sentirse uno más, no sólo lector sino protagonista de la novela.