Trata de seres humanos

«Quien se quiera ir lo hará con los pies por delante», la amenaza de la madama de un burdel según sus víctimas

La Policía Nacional libera a cuatro personas (tres mujeres y un hombre jóvenes), que comían una vez al día y a las que explotaban sexualmente en una casa en construcción cerca de Talavera de la Reina

La regenta del burdel, una española de 33 años, tenía una pistola y vivía en una habitación cerrada bajo llave; ha ingresado en prisión acusada de seis delitos

Exterior de la vivienda Policía Nacional

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«Quien se quiera ir lo hará con los pies por delante». Era la amenaza constante de la española de 33 años que regentaba un prostíbulo en una finca próxima a Talavera de la Reina (Toledo). Pero no era la única frase que la madama les repetía; cuando se quejaban, las coaccionaban con arrojarlas a una fosa después de pegarles un tiro con la pistola que guardaba . Así lo han contado sus jóvenes víctimas a los policías nacionales que las liberaron.

Sus esclavas sexuales eran tres españolas y un argentino, de entre 21 y 25 años, que sobrevivieron durante quince días en unas condiciones horribles y con una comida al día . También sufrían agresiones físicas, además de las amenazas de muerte.

Su cautiverio y calvario acabaron la mañana del viernes 2 de abril, Viernes Santo, aunque la historia no ha trascendido hasta este jueves. La Policía Nacional detuvo aquel día a la madama y a su subordinado, un argentino de 35 años, a los que considera miembros de una trama delictiva dedicada a la captación de jóvenes para después explotarlos sexualmente.

Captadas por anuncios en internet

Las cuatro víctimas entraron en esa espiral inhumana después de responder a unas ofertas de empleo que les llegaron a través de internet y redes sociales . Una mujer ofrecía trabajos para labores de mantenimiento y de 'acompañamiento' en un establecimiento de 'copas' en Talavera de la Reina.

El local era, en realidad, una finca a las afueras de la ciudad en la que había un chalé blanco en construcción, con habitaciones individuales y colchones tirados por los suelos.

La mujer con la que habían contactado ejercía de madama , la que regentaba el prostíbulo. Era la que llevaba clientes a la casa y ordenaba a cada una de las víctimas con quién debían mantener relaciones sexuales.

Dentro de la finca se movían entre carretillas, materiales, herramientas de obra y cámaras de vigilancia, como se puede apreciar en la fotografía distribuida por la policía. La madama dormía también dentro de la casa, pero en una habitación cerrada bajo llave. Allí guardaba una pistola del calibre 22 y munición, según ha sabido ABC.

Sustancias estupefacientes y pastillas

Durante las dos semanas que las víctimas permanecieron en la finca, no se les permitió salir de la casa y subsistían con una sola comida al día. Estaban condicionadas por la falta de dinero para subsistir y por el miedo a sufrir daños personales. Por eso, accedían a todo lo que la madama y su colaborador les exigían. Además de prostituirse, debían facilitar a los clientes sustancias estupefacientes y pastillas .

Por todo ello, solamente recibían una mínima parte del dinero de los clientes, mientras que la madama se quedaba con el resto. Ella ya tenía antecedentes, se dedicaba profesionalmente a la trata de seres humanos desde hace tiempo, mientras que el varón actuaba como su subordinado.

Él se encargaba de las labores de mantenimiento de la vivienda, que tiene una piscina. Pero hacía más. Cuando su jefa no estaba, también se ocupaba de distribuir a los clientes con las víctimas elegidas y de convencerlas para que obedecieran las directrices de la madama. Igualmente, cobraba el dinero de los servicios sexuales que las obligaban a prestar .

Imputada por seis delitos

Dentro de la vivienda, los policías encontraron también una papelina de cocaína y 1.050 euros, además de liberar a las víctimas y detener a sus carceleros. Dos días después, la madama pasó su primera noche en un centro penitenciario, donde continúa. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Talavera decretó para ella prisión provisional comunicada y sin fianza. Se le imputa seis delitos, de momento: trata de seres humanos, contra la salud pública, tenencia ilícita de armas, lesiones, amenazas y contra los derechos de los trabajadores .

Su colaborador, en cambio, está en libertad provisional y la juez sólo le acusa, de manera provisional, como presunto autor de un delito de trata de seres humanos, según fuentes del Tribunal Superior de Castilla-La Mancha.

La investigación continúa abierta porque los policías sospechan que los detenidos podían estar gestionando más prostíbulos en la comarca de Talavera.

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