Villaseca de la Sagra afronta los únicos encerros de toros de España
Este domingo se celebra el primero de los siete programados, para lo cual se han instalado graderíos en las calles
Este próximo domingo, a las 9,00 horas, se celebrará el Villaseca de la Sagra el primero de los encierros taurinos de la localidad, programados para los días 5, 6, 7, 9, 10, 11 y 12, con los novillos que se lidiaran en las novilladas picadas del XXI Alfarero de Oro , dentro de las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de las Angustias. Además, la noticia está en que serán los primeros encierros de reses de España en época de pandemia del Covid-19.
El Ayuntamiento ha tomado medidas sanitarias y de seguridad extraordinarias para su celebración y así, en la amplia calle Ancha, recorrido de los encierros, se han instalado gradas con aforo limitado y gratuito para que los espectadores que tengan entrada, pervia solicitud , puedan presenciar su desarrollo, sin acercarse a los hierros que cierran el recorrido, de tal forma que en estos solo podrán estar los corredores que hayan sacado la acreditación pertinente . Serán en total unas 4.300 personas que se distribuirán entre los graderíos en la calle, los corredores y el aforo en la plaza de toros.
Los encierros de esta villa se celebraban en el siglo XVI para festejar algún acontecimiento, casamiento y nacimiento en la familia de los marqueses de Montemayor, señores de la villa. A partir del siglo XVIII se desarrollan en torno a las fiestas patronales de Nuestra Señora de las Angustias y en los años 1728, 1729, 1738 y 1739 . Cuando el Ayuntamiento subastó la celebración de corridas de toros por necesidades económicas, una de las principales condiciones del contrato eran la celebración de los tradicionales encierros con las reses que se iban a lidiar.
Una ley dictada en 1754 por el rey Fernando VI y la Pragmática Sanción de 1785, firmada por el rey Carlos III, prohibía los toros de muerte y los encierros en todos los pueblos del Reino, a excepción de los que tuviesen concesión temporal o perpetua, que tenían contadas ciudades y pueblos, entre los que se encontraba nuestra villa, que por las actas y libros de gastos siguió organizando los encierros, aunque no todos los años. La ley Nobilísima Recopilación, promulgada por el rey Carlos IV, iba más allá , pues ordenaba modificar las condiciones temporales y perpetuas para lograr la absoluta extinción de la fiesta de los toros.
Prohibiciones
La villa tuvo que seguir celebrando los encierros y en 1800 cuando el alcalde Bernardo Bernardo Jerez solicitó organizar tres corridas y sus respectivos encierros, el Real y Supremo Castilla se le aprobó. En 1804, Manuel Godoy, ministro de Carlos IV, prohibió las corridas de toros y con ellas los encierros . Finalizada la Guerra de la Independencia, Fernando VI subió al trono de España decretó la abolición de las leyes anteriores, el alcalde de la villa, Juan Martín, solicitó en 18014 al Real y Supremo de Castilla licencia para celebrar una novillada en la fiestas patronales. El 26 de agosto de ese año el Duque del Infantado, en representación del Real Supremo de Castilla, contestaba dando el permiso para una corrida de novillos el 9 de septiembre próximo con motivo de la festividad de Nuestra Señora y para solemnizar la venida del rey nuestro Señor al trono, pero con la precisa circunstancia de que no ha de haber ninguno, ni toro ni vaca de muerte, ni se corran enmaromados por las calles.
Durante todo el siglo XIX se siguieron celebrando, y así lo demuestran los documentos que hay en el archivo municipal, alcanzando fama en los pueblos de alrededor. Su fama fue refrendada por las crónicas que durante los primeros treinta años escribió el crítico taurino, hijo de la villa, en los periódicos toledanos El Eco Toledano y El Castellano .
Hasta los años cincuenta se desarrollaban en la tarde del 8, día de la Virgen, por el campo, siendo encerrados en los toriles que había en el antiguo edificio del Ayuntamiento, antes de que comenzase la procesión con la imagen de las Angustias, pero algunos años, por circunstancias, no se podían encerrar y los toros quedaban en los campos cercanos a la villa custodiados por los vaqueros y expertos caballistas locales.
Durante algunos años por motivos del Ayuntamiento y la prohibición gubernativa no se celebraron. En el año 1975 se solicitó al gobernador civil la autorización para volver a celebrarlos, y la autoridad gubernativa, basándose en los datos históricos concedió el permiso. Desde entonces se desarrollan, a las 9,OO horas del 9 ‘Día delos toros’, empezando el recorrido en el comienzo de la calle Ancha y finalizando primero en la plaza portátil y en la actualidad en la preciosa plaza de La Sagra.
Acuden cada año muchísimos aficionados de la provincia y de pueblos de Madrid , por las características que se ofrecen: primero se sueltan los novillos que se van a lidiar por la tarde, acompañados por los pastores, y después se corren varios toros hasta lo que permite el reglamento.
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