La videovigilancia pone en duda la coartada de un presunto asesino
Juicio con jurado popular contra Luis Carlos Buitrago, acusado de matar a su pareja en Seseña el 27 de enero de 2017
Lo que grabaron las cámaras de seguridad instaladas en un edificio de viviendas de la urbanización el Quiñón de Seseña , donde Julissa Denisse Letechy murió salvajemente golpeada y asfixiada el 27 de enero de 2017, puso este martes en entredicho la coartada de su presunto asesino, Luis Carlos Buitrago García . A este colombiano de 51 años se le ve entrar y salir del bloque, por el garaje donde tenían aparcado su coche, sobre la hora que los forenses dataron la muerte por estrangulación de su compañera sentimental, una ecuatoriana de 42 años.
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Para el presunto homicida, que se declara su inocencia, el fiscal jefe provincial, Antonio Huélamo , pide un cuarto de siglo de prisión. Le acusa de matar a la mujer con la que Luis Carlos llevaba conviviendo 20 días en ese residencial —concretamente en el 3º B del portal 4 de la calle Sorolla, número 8—, cuando Julissa murió asfixiada en su dormitorio sobre las once de la noche de aquel 27 de enero. Su cadáver, rígido y frío, fue hallado la mañana siguiente, después de que Luis Carlos, bebido, entrara en la vivienda por una ventana abierta del baño a través de un piso contiguo. Por entonces, sobre él pesaba un decreto de expulsión de España desde 2012 y la prohibición de entrar en el país durante cinco años.
Alcohol, drogas y alterne
El acusado mantiene que fue una tercera persona quien asesinó a Julissa; que él solo discutió el día antes, se marchó de casa, regresó sobre las cuatro de la tarde, pero la víctima no le abrió la puerta. Se marchó, estuvo consumiendo alcohol y drogas (cocaína) toda la noche, también visitó un club de alterne y volvió a la vivienda a la mañana siguiente.
Sin embargo, las imágenes grabadas por las cámaras de videovigilancia, que habían sido instaladas recientemente a raíz de una ola de robos en el edificio, reforzaron este martes, en el juicio con jurado de este caso, la tesis del fiscal y de la Guardia Civil: Luis Carlos asesinó a su compañera, con la que mantenía una relación sentimental desde 2009, estrangulándola supuestamente con un cinturón alrededor del cuello.
Conmovió escuchar el relato del médico forense Vicente Torrejón , quien examinó el cadáver de Julissa: «Recibió golpes en el rostro al tiempo que estaba con un cinturón alrededor de su cuello, con el que fue estrangulada. [El autor] agarró la cabeza y estrelló el rostro contra la pared. También recibió un golpe seco, con las manos o con un cinturón, que le rompió el cuello cuando tenía un segundo de vida. Hubo una gran violencia y en poco tiempo, entre 2 y 4 minutos». «Murió con mucho miedo, con un gran estrés. La víctima sufrió mucho y la violencia fue bestial», concluyó Torrejón, según los resultados que arrojó la necropsia, practicada intencionadamente por este forense dos días después de descubrirse el cadáver. Esto permitió que las marcas del cinturón con el que supuestamente fue asesinada, y que no eran evidentes en el levantamiento del cadáver, brotasen ya en la sala de autopsias.
El presunto homicida, que escuchó la cruel exposición en la sala a tres metros de distancia, había llegado a la segunda sesión de la vista oral, en la Audiencia Provincial de Toledo, sonriendo y dando los buenos días a los periodistas y a los reporteros gráficos.
El encartado también oyó que los estudios de Toxicología señalan, sin ninguna duda, que la colilla sin deformar hallada debajo del cadáver de Julissa había sido consumida por Luis Carlos. Sin embargo, ni en sus manos ni en sus uñas aparecieron muestras biológicas de Julissa. Tampoco en el cinturón presuntamente usado para matarla. Tres circunstancias en las que el abogado del encartado incidió para intentar demostrar la inocencia de su defendido.
Pero la videovigilancia del edificio prueba, según el fiscal, que Luis Carlos asesinó a su compañera sentimental. El jurado visionó cuatro secuencias de la grabación que el circuito de televisión realizó el 27 de enero: a las 18:16, se ve cómo el acusado llega al inmueble acompañado de Julissa; a las 19:05, Luis Carlos abandona el bloque, al que regresa a las 23:42 y del que se marcha 16 minutos más tarde, a las 23:58, usando siempre el ascensor que comunica el tercer piso y la segunda planta del sótano, donde la pareja tenía aparcado su automóvil. Luis Carlos volvió a la vivienda al día siguiente, a las 9:23 según la videovigilancia, y dio la voz de alarma a sus vecinos: «¡Mi mujer está muerta!».
Sin embargo, la Guardia Civil echó por tierra la implicación de una tercera persona, después de examinar concienzudamente las grabaciones del circuito de televisión y contrastar la identidad de todas las personas que aparecen en las imágenes. Además, los agentes calcularon in situ el tiempo que Luis Carlos pudo emplear para cometer el crimen.
Sobre la posibilidad de que un individuo no identificado escalase el edificio hasta el tercer piso para matar a Julissa, el teniente de la Guardia Civil que dirigió las investigaciones afirmó, quizá con sorna, que era «difícil» esa hipótesis. El juicio continúa este miércoles.