Torrijos, tras la pista de su patrimonio histórico
El municipio colabora en proyectos de investigación internacionales para encontrar las piezas del palacio de Maqueda dispersas por varios puntos del planeta
Durante el primer tercio del siglo XX, los grandes financieros de la burguesía mundial aumentaron sus particulares tesoros artísticos con bienes adquiridos del legado patrimonial español. Iglesias, conventos y palacios traspasaron nuestras fronteras por obra de millonarias transacciones comerciales. Cuando llegaron a sus lugares de destino, muchos de estos bienes fueron a su vez vendidos a otros propietarios y se les perdió la pista . Dicho desconocimiento es el que mueve a investigadores españoles a organizar búsquedas para hallar y reconstruir éstos edificios que fueron reducidos a dinero y desaparecieron.
La elite intelectual de Torrijos aúna esfuerzos por alcanzar su principal meta: ubicar las partes integrantes del antiguo palacio de los Duques de Maqueda . Lo que queda de él es el solar que ocupó en la plaza de España, ya que las piezas viajaron a varios puntos del planeta. Algunas de ellas no han dado la cara y sólo se sospecha dónde pueden estar. El ‘Victoria and Albert Musseum’ de Londres coopera en la búsqueda, pero también en la «talla, ejecución, promoción y dispersión» del extinto palacio, en el proyecto ‘Crafting Medieval Spain: Las techumbres de Torrijos en el museo global’, financiado por la Brithish Academy y el Trinity College de Dublin. Las charlas y ponencias en relación a los resultados se organizan periódicamente. La última, el pasado mes de noviembre en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Los infortunios que marcan la historia del palacio torrijeño provocaron su total destrucción. A su desventura, habría que añadir el auge mercantilista y la liberalización económica. A finales del siglo XV, el antiguo palacio de los Duques de Altamira fue mandado construir a los prestigiosos arquitectos Antón y Enrique Egas (Hospital de Santa Cruz y catedral de Toledo ) por Gutierre Cárdenas: comendador mayor de León de la Orden de Santiago y maestresala deIsabel La Católica, que participó en la guerra de Granada y recibió las llaves dedicha ciudad, pactando secretamente y de noche con el rey Boabdil. Quiso hacer de Torrijos una villa renacentista, y en su proyecto de remodelación urbanística, entraba el refuerzo del recinto amurallado, la fundación de conventos y hospitales, que luego continuaría su esposa Teresa Enríquez Alvarado , prima del rey Fernando, y la construcción de casas nobiliarias.
Con una superficie de 8.047 metros cuadrados, 2.595 de los cuales ocupaba la construcción cubierta y 3.907 el jardín, el palacio hospedó a la propia Reina Isabel, la reina consorte Germana de Foix, al emperador Carlos V, al rey Carlos IV y al compositor italiano Rodolfo Luigi Boccherini. La invasión napoleónica causó importantes daños. Después se parceló con la desamortización de Madoz de 1855 y la casa ducal, acuciada por la situación de bancarrota, lo vendió en 1861 a dos ricos industriales y terratenientes , provenientes de Vizcaya y la Rioja: José Hipólito Gallarza Ibarreche y Braulio Montero. De la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando llegó para acometer la restauración el arquitecto y erudito del arte Enrique María Repullés y Vargas.
Aún se desconoce el paradero de otros enseres y objetos de arte, aunque se sospecha que puedan estar en mansiones de Estados Unidos
En 1902 la revista madrileña ‘Por esos mundos’ publica un artículo sobre el palacio de los Duques de Maqueda, que según Julio Longobardo, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y cronista de Torrijos, «fue una clara llamada a coleccionistas y chamarileros de turno ». En él se destacó el fácil acceso a la villa por ferrocarril de la línea Madrid–Cáceres-Portugal. El historiador afirma que en este momento acudieron «gentes ávidas de adquirir tan ventajosa oferta de obras de arte». Los interesados fueron María Fernández Gayón, marquesa de Comillas, y coleccionistas ilustres como Platón Páramo, Charles Deering y el médico extremeño Joaquín Carvallo. Longobardo se lamenta de que el Estado no adquiriera prácticamente nada, salvo algunas piezas de azulejería y frisos, almacenados hoy en el Museo Arqueológico Provincial de Toledo.
Gran dispersión
Los anticuarios toledanos vendieron las piezas del palacio a propietarios de muy variada procedencia en apenas dos años . Fue entonces cuando sucedió la gran dispersión. Los cuatro artesonados que cubrían los salones de los antiguos cuatro torreones están a la vista del público en San Francisco (Legion of Honour Musseum), Madrid (Museo Arqueológico Nacional), Londres (Victoria&Albert Musseum, aunque en estos momentos está armándose), y en el castillo de Villandry , en Francia.
De los tres primeros se tenía constancia, aunque no así del cuarto, que fue hallado en 2001 de manera fortuita. El destino quiso que una profesora de francés de Torrijos adornara la clase de sus alumnos con postales que llevó de su beca de estudios en Francia cuando cursaba Filología Francesa. Una de estas postales mostraba el artesonado del castillo de Villandry, con la etiqueta de procedencia de ‘Sevilla’. Mirando detenidamente, Ana María Delgado y su marido, Justiniano de la Peña, ambos de la asociación ‘Amigos de la Colegiata de Torrijos’ descubrieron el escudo heráldico de los Cárdenas.
Hallazgo
El hallazgo fue confirmado por Julio Longobardo. Tomaron contacto con Henry Carvallo, tataranieto de Joaquín, y la historia se desveló. Carvallo, tras establecerse en París para seguir ejerciendo la medicina y contraer matrimonio con Anne Coleman, investigadora en química y biología, rica propietaria de una industria siderúrgica familiar de Pennsylvania y proveniente de una familia ilustrada y entusiasta de la cultura europea, compró el castillo de Villandry, revistiéndolo con cuadros de pintores españoles y también piezas decorativas, entre ellas el artesonado torrijeño, que al parecer lo vio desmontado en una tienda de antigüedades de Toledo, y lo adquirió por un intermediario . La mediación en la compra hizo que el nombre de su procedencia se traspapelase. El artesonado es una valiosa pieza en forma de cúpula, policromada y con ataurique, de influencia nazarí – Gutierre Cárdenas tuvo el privilegio de ser el primer cristiano en entrar en la Alhambra de Granada –. La anécdota puede verse en el documental de la 2 de RTVE ‘Los cielos españoles’. Otros hallazgos fueron igualmente, según afirma Longobardo, «en verdad, providenciales». La portada principal, de estilo gótico – isabelino, se localizó en una capilla de la finca 'El Alamín' (Santa Cruz de Retamar), así como el artesonado «de piñas» del siglo XVI. Ambas piezas fueron encontradas y catalogadas al prepararse, en el año 2000, un libro sobre el antiguo castillo de Alamín.
La aventura que sigue la estela dejada por el palacio de los Duques de Maqueda por el mundo no acabó en Villandry. Todavía se desconoce el paradero de otros enseres y objetos de arte. Se buscan las pinturas y el mobiliario.
También la escalera principal. La Concejalía de Cultura de Torrijos revela a ABC que las pesquisas pueden conducirles hacia las mansiones de los magnates estadounidenses. También se habla de la desaparición de piezas del convento de las Concepcionistas.
La investigación conjunta con los museos europeos anteriormente citados sigue abierta, pero desde Torrijos piden que el drama no vuelva a ocurrir. En palabras de Longobardo, «es uno de los episodios más tristes de la historia de nuestro patrimonio artístico. Esperamos y deseamos que jamás se repita con los monumentos que aún nos quedan en esta villa de Torrijos».
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