Tomás Rufo: la gran esperanza del toreo viene de Pepino
Hace una semana derribó la puerta grande de Las Ventas, que desde hace cuatro años permanecía cerrada a los novilleros
Tomás Rufo Resino (Pepino, 1999) es un joven sin plan b. «No, la verdad es que no lo tengo. Mi pensamiento es ser figura, y para ello estoy trabajando y luchando», responde a ABC cuando se le pregunta qué hará si su gran ilusión, la de triunfar en los toros, no se cumple.
Rufo atiende la llamada telefónica de este periódico desde un hotel de Arnedo (La Rioja), donde toreó este miércoles. Pasan las doce de la mañana y ya se ha tenido que celebrar el sorteo con el lote de la ganadería de Fernando Peña que tendrá que matar unas horas más tarde. La de Arnedo, con su prestigioso «Zapato de Oro», es una de las ferias de novilladas más importantes.
«Me lo tomo con mucha calma. Suelo estar solo y muy tranquilo». Más allá de supersticiones, « creo mucho en Dios y estoy seguro de que él me cuida y me protege ; dejo mi vida en sus manos», dice desvelando cómo son las horas previas a vestirse de luces.
Rufo, un chaval de 20 años, es la gran esperanza del toreo. El 18 de julio se presentó a la exigente afición madrileña en un festejo nocturno y cortó una oreja a un ejemplar de José Cruz. El 1 de agosto repitió escenario y volvió a lograr otro apéndice, en este caso de El Cortijillo. Esa noche fue proclamado ganador del certamen «Cénate Las Ventas» , cuyo mayor premio era estar, otra vez, anunciado en Madrid.
El viernes pasado, en la novillada que abría la Feria de Otoño, el pepinero volvió a saludar al público capitalino por si quedaba algún despistado que aún no le hubiera visto. «Hola, soy Tomás, apenas tengo experiencia, pero ya verán cuando coja la muleta...», debió de decirles. Y salió el quinto, «Hechizo», un negro listón salpicado de la ganadería de Fuente Ymbro, de 538 kilos. Y Rosario Pérez contó estupendamente en ABC lo que Rufo hizo con él:
«Sin probaturas, se puso a torear de verdad sobre la derecha. Ya la primera tanda caló hondo. Lo oxigenó y siguió por ese pitón. ‘Vamos, toro’, le decía. Y el toro iba divinamente. Intercaló una espaldina y se recreó luego en un muletazo por bajo. Rugía Madrid. Cuando pasó a la zurda no hubo entendimiento total, pero fascinó alguno suelto y el entusiasmo continuó. Por lo que se veía y por lo que se intuía. Otra vez la derecha vertical para acabar con el tres en uno aparicista. Cuando se perfiló para matar, todos empujaban: ni falta que hizo. Se volcó y enterró una estocada que desató una pañolada abrumadora».
Rufo logró una oreja de «Hechizo», lo que, unido a la que había cortado a «Soplón», le dio las llaves de la puerta grande, el mejor lugar para contemplar el cielo de Madrid, dicen los toreros, a pesar de los agarrones.
«Me considero una persona muy, muy humilde. Una persona normal. Luego en la plaza cada uno juega sus cartas y se mentaliza de una manera. A mí me gusta estar muy preparado para cuando llegan oportunidades así», comenta sin más sobre lo sucedido.
Hacía cuatro años que un novillero no salía a hombros de Las Ventas. El último había sido Andrés Roca Rey, el cóndor peruano, ahora convertido en máxima figura.
Gracias a su triunfo, Rufo ha sido incluido en el festival que mañana se celebra en Bilbao, compartiendo cartel con grandes toreros como Enrique Ponce, Diego Urdiales o Pablo Aguado. El martes cerrará temporada en la Misericordia de Zaragoza y después lo operará del hombro, maltrecho desde hace meses por una cogida en el campo.
Lo bonito que tiene el toreo es que puede cambiar tu vida en diez minutos. Rufo tiene maravillados a los aficionados porque es un recién llegado. En 2018 debutó con picadores en Talavera de la Reina y solo actuó en otros tres festejos. En 2019 apenas superará la decena. «Es algo que no me inquieta, ni me pone nervioso. Yo con las tardes de este año, aunque hayan sido pocas, he vivido unas sensaciones muy buenas. Ojalá hubiera podido torear 30 novilladas , pero la situación ha sido la que ha sido», reconoce.
El próximo 16 de mayo se cumple el primer centenario de la muerte de Joselito «El Gallo» en «La Caprichosa» de Talavera de la Reina.
¿Una buena fecha para tomar la alternativa o será demasiado pronto?
A lo mejor es un poco pronto, pero no digo ni que sí ni que no. Este invierno va a ser clave y quiero estar preparado para la nueva temporada.
¿Qué hace un millennial como usted en un mundo como este?
Para mí es un mundo muy bonito. Todos me hacen esta pregunta y siempre respondo lo mismo: cada uno tiene que elegir su futuro y tú no puedes ser esclavo de un trabajo que no te gusta. Por eso, como a mí lo que me llena son los toros, me dedico a ello.
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