«Thank you, sir Isidoro»
La biblioteca municipal de Madridejos llevará el nombre de Isidoro Rodríguez Gómez, un profesor que falleció de cáncer hace cinco meses después de una vida dedicada a la docencia y a su pueblo
Hay maestros, profesores, que dejan surco. En el colegio Amor de Dios de Madridejos (Toledo), miles de alumnos y compañeros de trabajo no olvidan a Isidoro Rodríguez Gómez. Tampoco en este pueblo de 11.000 habitantes, donde impulsó varios proyectos culturales, como el Museo del Azafrán y Etnográfico, además del Foro de Cine.
Falleció el 1 de abril a los 66 años. Un cáncer lo arrebató en vida, pero su sombra sigue siendo muy alargada. Hablan de él con veneración y en presente, como si no se hubiera ido. Los homenajes se han sucedido desde su fallecimiento y el siguiente se lo tributarán este miércoles, ya que la biblioteca municipal llevará su nombre.
«Un profesor de los que nos queda», afirma Víctor Carmena, periodista y exalumno del maestro. «Se preparaba sus ejercicios, se iba antes de su horario y a las ocho de la mañana ya tenía la pizarra escrita. Imagínate un 1 de diciembre con dos grados en la calle y ver así la pizarra. Entonces no pensábamos cosas tan bonitas como ahora», sonríe. «Pero luego ha sido recordado con cariño y como un gran profesor» , añade.
Isidoro lo fue todo en este centro, «adonde llegó para hacer una sustitución y se quedó 38 años. Era un ser entrañable y familiar» , rememora su hermana, María Jesús, docente también en el ‘Amor de Dios’.
Exalumno, director y tutor, impartió varias asignaturas. Se tituló en Filosofía, aunque se especializó en inglés. «Aprendía escuchando la radio y luego iba fuera para practicar en los veranos, con 21-22 años» , continúa su hermana. «Me contó que se levantaba de madrugada para grabar un programa de radio en un casete y luego lo volvía a escuchar varias veces; así aprendió inglés», recapitula Víctor, a quien le brotan los recuerdos: «Se lo curraba una barbaridad. La clase la dividía en tres niveles y, mientras a un grupo explicaba una lección, otro hacía ejercicios. Todo el mundo adquiría un nivel de inglés acorde con sus capacidades». «Él no seguía los libros, siempre te daba fotocopias de sus apuntes, hechos de su puño y letra», atestigua el exalumno. para quien Isidoro «ha sido el mejor profesor que he tenido».
Igual que para Daniel Galán, que terminó sus estudios en el colegio gracias a este maestro. «Ha sido un profesor comprometido al cien por cien, un tío íntegro. Yo no ponía mucho interés en estudiar porque iba a trabajar en el negocio agrícola familiar. Pero terminé en el colegio, estudié electromecánica y me saqué dos títulos más», relata.
«Era muy humilde, nunca le gustaba aparentar y tenía devoción por sus padres» , subraya Sonia Laguna, exalumna y docente en el ‘Amor de Dios’. Destaca también su altruismo y bondad. «Ha sido un hombre muy implicado con su pueblo, con su gente, con una psicología tremenda y ganas de sacar lo mejor de cada uno», añade esta profesora de inglés gracias a Isidoro. «Pero no le llego ni a la altura del betún. Es inigualable. Para mí era como un padre y, profesionalmente, un modelo», asegura Sonia, que habla en presente de su compañero de claustro durante 18 años. «Creo que Isidoro no se nos ha ido -afirma-; lo mantenemos ahí».
Este río de sentimientos lo puede resumir una ilustración que su exalumno Ismael Cañadilla le dibujó para su jubilación con el mensaje «Thank you, Isidoro». Tres palabras que lo dicen todo.
Noticias relacionadas