Jornada del Emigrante y el Refugiado
Testigos de la acogida
Desde el Secretariado de Migraciones de la diócesis de Toledo se está llevando a cabo un trabajo de acogida, información y orientación a 200 personas
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«La primera vez que salí de mi país fue a los 16 años con destino a Alemania donde mi interés era hacer chanchullos y conseguir dinero fácil. He sido rebelde desde mi infancia en Bucarest y creo que Dios me ha probado pero siempre me ha puesto los medios para salir de los problemas y aprender de los errores». Así explica Mariam Dimitru, de nacionalidad rumana, su situación.
Mariam llegó a España en 2003 y es una de las tantas personas que han sido acogidas por el Secretariado de Migraciones de la Archidiócesis de Toledo. Este organismo de la diócesis tiene por objetivo, junto con las parroquias, ayudar y acoger a todos los emigrantes y refugiados, siendo hospitalarios, cercanos y atentos a sus necesidades.
«Cuando llegué a España vine para trabajar y lo hice en el campo; también cuidando ganado. Cuando terminé este trabajo me fui a Madrid, donde volví a meterme en problemas. Tras un periodo de tiempo muy difícil para mí decidí viajar a Talavera de la Reina y desde ahí, un día, me puse a andar sin rumbo hasta que llegué a Toledo. Me dirigí al albergue Cardenal Marcelo gestionado por Cáritas Diocesana. A partir de este momento dio un vuelco mi vida porque desde entonces me siento querido y acogido» explica Mariam mientras no puede evitar que sus ojos sollocen por el recuerdo que aflora en su mente.
El Secretariado de Migraciones se ubica en la calle Río Alberche, 29 de Toledo donde un equipo formado por trabajadores sociales y voluntarios atienden y acogen a muchas personas que llegan desde otros países solicitando información y orientación.
Paloma Martín de Vidales es trabajadora social en este organismo y tiene experiencia en la labor de acogida con inmigrantes. «En la actualidad desde el Secretariado se vienen atendiendo alrededor de 200 personas que solicitan no sólo información, sino atención personalizada para solventar cuestiones de diverso tipo. También derivamos hacia otras instituciones dependiendo de la índole de ayuda o información que soliciten. Uno de nuestros últimos programas de ayuda es ofrecer clases de apoyo escolar a los hijos de inmigrantes que lo necesitan» explica Paloma Martín a través del teléfono.
Mariam y Rima son dos personas que han sido testigos de la acogida de la Iglesia en sus vidas
En el caso de Mariam, desde el Secretariado se le derivó al «Programa de Media Estancia» de Cáritas Diocesana para que pudiera ser acogido y atendido durante un tiempo estipulado en el propio albergue; además también se le ha ofrecido la posibilidad de aprender agricultura ecológica en uno de los cursos que oferta Cáritas «Recuerdo que llegué al albergue un domingo por la tarde, donde me acogió el sacerdote Jose María Cabrero. Desde aquel día mi vida ha cambiado por completo. Ahora me siento con motivación por vivir porque gracias a la Iglesia estoy con estabilidad en mi vida y con motivación por tener otro futuro muy distinto a mi vida pasada» así de contundente se manifiesta mientras muestra la labor que está realizando en el huerto ecológico gestionado por Cáritas Diocesana.
«La guerra destruyó todo»
Desde el verano, la cruda realidad de los refugiados sirios es noticia debido al flujo de personas que están saliendo de este país porque buscan una salida a la precaria situación en la que están viviendo. Rima es una de estas personas que ha llegado a España desde Alepo, ciudad donde vivía y trabajaba como directora de un hotel en la parte antigua de la ciudad. «La guerra ha destrozado no sólo mi hotel sino también nuestras vidas. El estado de desesperación se puede percibir constantemente en las calles de Alepo debido a los constantes bombardeos y tiroteos» refiere Rima, mientras no deja de suspirar por el recuerdo de tantas cosas y personas que ha dejado en Siria.
Gracias a un visado pudo salir de su país; primeramente a Austria donde tenía contactos y desde allí llegó a España en 2015. «Llegué a Madrid donde vive una buena amiga y en el mes de julio pude contactar con Cáritas y gracias a esta institución de la Iglesia hoy puedo vivir en Toledo y rehacer mi futuro personal y profesional».
Rima es licenciada en Ciencias Económicas por la universidad de Alepo y su labor profesional ha estado vinculada al sector de la hostelería, donde llegó a ser directora de hotel: «Mi hotel llegó a tener la categoría de 4 estrellas; poco a poco fuimos ampliándolo. Pero la guerra ha terminado con todos mis proyectos» explica con semblante triste mientras muestra fotografías de su país y su ciudad.
Para Rima no ha sido nada fácil pero tiene la convicción que con la ayuda de Dios podrá encontrar un nuevo camino profesional en España y Europa: «De momento estoy aprendiendo español y, con la ayuda de Dios, no descarto emprender aquí algún proyecto profesional. Tengo mucho que agradecer a la Iglesia Católica y a Cáritas porque gracias a su labor muchos refugiados podemos rehacer nuestras vidas» matiza Rima.
Tanto Mariam como Rima han podido comprobar que las palabras del Papa Francisco, en su mensaje de septiembre pasado con motivo de esta Jornada, se han cumplido en sus vidas: «Acoger el abrazo del Padre para que, a su vez, nuestros brazos se abran para estrechar a todos, para que todos se sientan “en casa” en la única familia humana».