TOROS
Seseña y Alameda de la Sagra, lugares clave en la vida de Palomo Linares
Su finca «El Palomar» se encuentra en el primer municipio, mientras que en el segundo pasó sus primeros años de formación bajo el paraguas de los hermanos Lozano, que le acogieron en su casa
![Un joven Sebastian Palomo Linares, en septiembre de 1966, rodeado de niños en el bar «La Taurina» de Alameda de la Sagra](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2017/04/25/palomo-kWBE--620x349@abc.jpg)
La muerte de Sebastián Palomo Linares a los 69 años ha causado un gran impacto, de manera especial en el mundo taurino y de una forma. En concreto, en municipios como Seseña, donde se encuentra su finca «El Palomar» , y Alameda de la Sagra, donde pasó sus primeros años de formación en la casa de la familia Lozano. Este martes ABC, en sus páginas de Enfoque, ofreció un bello reportaje gráfico de su entrenamiento en Alameda y de la devoción que hacia él tenían mayores y niños.
En una de esas fotografías, Palomo Linares aparece practicando en una clase con Felipe Novillo, una persona que dedicó muchos años de su vida a la formación del diestro, mientras que en otra de las imágenes realizadas por Jaime Pato se le ve sentado en una de las mesas del antiguo bar «La Taurina», que regentaban Benito y Jaime Sardinero, rodeado de niños del pueblo y con los carteles taurinos llenando las paredes.
«Felipe Novillo y Palomo jugaban muchas veces con los niños en la plaza de los Árboles de Alameda haciéndoles que desfilaran como si hicieran la instrucción», comenta a ABC Manolo Lozano, uno de los hermanos de la familia que no fue directamente su apoderado, pero que sí ayudó al de Linares de manera crucial en sus comienzos, tanto personal como profesionalmente.
Gira de festivales
Cabe destacar que tras su éxito en las novilladas del concurso televisivo de «La Oportunidad» , en la plaza madrileña de Vistalegre, su debut con picadores se produjo en Ondara (Alicante) el 3 de enero de 1965 en un festejo organizado por Manolo Lozano. Pero antes, este empresario se volcó con el de Linares dándole la oportunidad en siete festivales con picadores entre septiembre de 1964 y su actuación en Ondara. Palomo hizo entonces el paseíllo en Consuegra, Madridejos, Mora, Segovia, Aranjuez o Manzanares, en fechas duras por la climatología, ya que en Madridejos llegó a nevar el día del festejo. A partir de aquí vinieron nueve novilladas más en una carrera ya imparable.
«Irresistible como torero y con una casta fuera de lo común» , define Manolo Lozano al diestro fallecido, del que como persona señala que era «excelente, y me parece irreal que se haya muerto». Precisamente, el empresario toledano estuvo acompañando a Palomo Linares en sus dos últimos días de vida en la habitación del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, «viviendo esos momentos de desesperación ante la tragedia que se preveía».
Lozano también ratifica que tras la ruptura matrimonial de Palomo Linares con Marina Danko, los tres últimos años habían estado llenos de felicidad para el torero de Linares gracias a su relación con la magistrada Concha Azuara.
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