Cristóbal Bargueño, futuro diácono permanente: «El Señor me estaba esperando para servirlo»
El domingo 26 de junio Cristóbal Bargueño, esquiviano de 54 años, casado y padre de dos hijas, se convertirá en el primer diácono permanente de la diócesis de Toledo
![Cristóbal Bargueño](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2022/06/20/cristobal-kaoD--1248x698@abc.jpg)
En seis días Cristóbal Bargueño de la Plaza (Esquivias, 1967) formará parte de la historia de la diócesis de Toledo al convertirse en el primer diácono permanente. Casado y padre de dos hijas, este funcionario de Justicia se siente un «privilegiado» por todo lo que «el Señor me ha dado», entre esos regalos se encuentra el «don de su esposa y el don inmerecido de la llamada al diaconado permanente».
Sus padres le inculcaron los valores cristianos desde muy pequeño. Pasó siete años en el Seminario Menor de la Congregación Religiosa, los Padres Josefinos de Murialdo en Sigüenza (Guadalajara). «Vi que la vida religiosa era preciosa, pero no me sentía llamado para el Señor», afirma este funcionario de los juzgados de Fuenlabrada (Madrid). También estuvo en el Seminario Menor de Madrid, donde comprobó que el sacerdocio tampoco era para él.
Fue entonces cuando conoció a Encarna, su mujer, con la que ya ha celebrado las bodas de plata por sus 25 años de casados. «El Señor me dio el regalo de mi esposa», madre de sus dos hijas: Séfora, de 20 años, y Noemí, de 16 años. « Con nuestro matrimonio, pusimos al Señor en medio de nuestras vidas y nuestro proyecto conyugal . Juntos compartimos todo desde el matrimonio y todo lo enfocamos desde el Señor».
Sin embargo, en el interior de Cristóbal seguía habiendo una llamada que no lograba descifrar. Hasta el año 2012. Un día, un compañero de trabajo le comentó que se estaba preparando para el diaconado permanente . «Yo no conocía esta figura. Me dio la documentación y entendí que el Señor me estaba llamando para esa vocación», relata Cristóbal. Una inquietud que transmitió a su mujer, quien «me comprendió y me apoyó desde el primer momento para que siguiera adelante».
En su relato, este esquiviano de 54 años hace un inciso para explicar la importancia de la aceptación de la esposa para que el marido pueda ser ordenado diácono, ya que su consentimiento es vital para su ordenación. «Los diáconos vivimos la doble sacramentalidad. Es decir, recibimos dos sacramentos: el Matrimonio y el Orden; una vez unidos en el matrimonio, somos una misma carne y la Iglesia, como buena madre que es, pide la autorización de la esposa para la ordenación del esposo», puntualiza.
Juntos hablaron con el párroco de Esquivias, Vicente Ruiz , quien les contó que en la archidiócesis de Toledo no estaba instaurado el ministerio del diaconado permanente, por lo que transmitieron sus inquietudes al arzobispo por aquel entonces, Braulio Rodríguez (emérito desde el año 2019).
Instauración del diaconado
El prelado les confesó sus intenciones de instaurar ese ministerio. «Recuerdo que me dijo que tenía que iniciar un proceso de preparación y discernimiento y me invitó a terminar mis estudios en Ciencias Religiosas», evoca Cristóbal. Y añade: «Siempre don Braulio ha sido realmente para mi esposa y para mí un auténtico padre en la fe por su comprensión, su compañía, su cercanía y cariño».
Sin embargo, dos años más tarde, su esposa Encarna, profesora de Religión, sufrió un derrame cerebral mientras impartía clase en un instituto. «Fueron momentos muy duros donde entras en desconsuelo. Durante su ingreso, iba a la capilla del hospital y preguntaba al Señor: ‘¿Por qué me está pasando esto a mí?’ Pero un día los ojos se me fueron al crucifijo y pensé: ‘¿Tendré la caradura de estar preguntándote por qué, si tú estás acompañando a Encarna en su dolor en la UCI; me estás acompañando y mandando fuerzas a mí y me estás mandando cantidad de personas que nos están ayudando?’
«Estando en el hospital, vi muchas personas sufriendo y otras muchas, en soledad. Ésta fue la segunda llamada -revela- y fue entonces cuando comprendí que el Señor me estaba esperando para servirlo. Porque díacono es una palabra griega que significa servidor. ¿Y cómo puedo ser servidor? Pues en el servicio a los demás y, como dice el Papa Francisco ‘tocando la carne Cristo en el enfermo, en el solo, en el que no tiene sentido su vida’. Porque el diácono permanente es el que hace presente a Cristo Siervo en la Iglesia».
Su esposa se recuperó «a pesar de algunas secuelas». «Fue entonces cuando volvimos a hablar con don Braulio, que nos envió a prepararnos a la comunidad diaconal de la archidiócesis de Madrid, mientras se realizaba el proceso de instauración del diaconado permanente en Toledo».
El diácono permamente puede administrar los sacramentos del bautismo y el matrimonio y predicar la Palabra de Dios
El 29 de junio de 2018, monseñor Braulio Rodríguez firmó el decreto mediante el cual se creó esta nueva figura, hasta la fecha inédita en la diócesis, aunque estaba en algunas diócesis de España desde 1978. Sin embargo, en la archidiócesis de Toledo solo había una ligera alusión en el canon 235 de las Constituciones Sinodales del XXV Sínodo Diocesano, promulgadas el 23 de noviembre de 1991 por el cardenal Marcelo González Martín.
Desde entonces, gracias a esta orden hombres casados y solteros podrían dedicarse a las labores que les permite la autoridad eclesiástica, como administrar los sacramentos del bautismo y el matrimonio; predicar la Palabra de Dios y dedicarse a los servicios sociales y de caridad. Incluso podría darse el caso de que en pequeñas parroquias, a falta de un sacerdote, sería el máximo representante religioso de la diócesis.
La principal diferencia con los sacerdotes es que, además de no estar facultados para celebrar misa, confesar e impartir la unción de los enfermos, pueden ser casados y tener hijos.
Ordenación en la catedral
Tras cinco años de preparación y estudios previos en Ciencias Religiosas, el próximo domingo, 26 de junio, Cristóbal Bargueño será ordenado diácono permanente en la catedral primada por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves , «otro padre y pastor desde el corazón de Cristo al que agradezco su compañía, cercanía, comprensión y cariño», afirma.
Será el primero de la diócesis. Una preparación que este funcionario está viviendo con mucha oración. « Nosotros podemos fallar, pero el Señor nunca falla . El Señor te va a preguntar si le quieres acompañar y, una vez que le digas que sí, lo mejor es dejarse amoldar por Él, para transparentarle desde el servicio en la Iglesia y en el mundo».
Se convertirá -como él dice- en diácono las 24 horas del día y compaginará su labor con su trabajo en la Administración de Justicia desde hace 30 años. «Eres diácono todo el día, no solo cuando estás en la Iglesia. Eres diácono con tu mujer, con tus hijas, con tu familia, con tus vecinos, con tus compañeros de trabajo... mi esencia es ser diácono y esto no va suponer una división de funciones», recalca.
Termina recordando unas palabras del Papa Francisco: «Pido a todos que recen por este pobre pecador al que Dios ha mirado con misericordia». Y Cristóbal Bargueño extiende una invitación a todos los que quieran acompañarlo en su ordenación diaconal.