Quintanar celebra los 200 números de la revista «La Encina»
Nació en 1980 y sus ejemplares llegan hasta Francia, Estados Unidos y Perú
La revista más antigua de la provincia de Toledo ha sido homenajeada después de haber lanzado los doscientos números publicados . El acto conmemorativo tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento de Quintanar de la Orden , al que asistieron las corporaciones políticas municipales y los directores de la revista durante estos años. Durante su discurso, el concejal de Cultura, Jose Ángel Escudero, expuso el apoyo moral y financiero del Ayuntamiento y valoró el esfuerzo que tiene que hacer la revista para seguir publicándose en soporte papel , ahora, en la era de las nuevas tecnologías de la información.
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En 1979 , el padre Florentino, franciscano, formado en la universidad de Oxford, con objeto de promover actividades culturales , como el teatro, la arqueología, la religión, el folklore y la fotografía, convocó una reunión en el colegio Nuestra Señora de los Dolores para crear la asociación «Santiago Apóstol». Como eran los tiempos de la Transición y el periodismo adquirió un papel esencial en la construcción del sistema democrático, los socios, en febrero de 1980, crearon una revista local, «La Encina» , nombre que ganó frente a otros dos títulos que también fueron barajados, «Vallehermoso» y «Vínculo». Antonio Cano , gerente y tesorero, explica que para dar vida al proyecto tuvieron que «ponerse las anteojeras y mirar hacia delante, como las mulas», refiriéndose a lo difícil que era captar la atención de un público lector sólo retratando mediante textos la cultura manchega que representaba Quintanar de la Orden.
Son 37 años de camino los que ha recorrido esta revista y, debido a su longevidad, está siendo estudiada por varios investigadores que elaboran tesis sobre el entramado actual de publicaciones periódicas españolas. Escudero opina que la clave que ha propiciado el funcionamiento de la misma durante tantos años ha sido «la perseverancia y el tesón» de los colaboradores, porque en esta revista, como afirma Antonio Cano, «hay muy buenas plumas». Los asuntos que trata son de índole social y cultural y no toca temas que conciernan al debate político municipal. «Políticamente estamos en nuestro sitio», los colaboradores sienten debilidad esencialmente por «el devenir de la gente», comenta Cano.
La repercusión actual de la revista es notoria. Los ejemplares de «La Encina» llegan a lugares como Francia, Estados Unidos, y también a Perú, especialmente a la ciudad de Moyobamba, donde el quintanareño Rafael Escudero ejerce su ministerio como obispo. Hasta un total de 1.000 números se distribuyen cada dos meses entre España y el extranjero. Los relatos que una de las colaboradoras, Belén de Santiago, fue publicando en la revista, dieron forma a una novela que se publicó bajo el título «El Aprendiz de la Vida». Los socios de la asociación «Santiago Apóstol» están buscando la manera de que las generaciones venideras continúen con la labor difusora y cultural.