La Puebla de Almoradiel

El presunto homicida de Liliana tuvo una orden de alejamiento de su hija durante un año por golpearla con un palo

La pareja había retomado la convivencia en el domicilio familiar en diciembre

Minuto de silencio ante el Ayuntamiento de La Puebla de Almoradiel este miércoles Ángeles Visdómine (Efe)

Daniel Mateescu, el presunto homicida confeso de su mujer en La Puebla de Almoradiel (Toledo) , tuvo una orden de alejamiento de su hija, menor de edad, durante un año. La medida ya no estaba en vigor, por lo que el hombre, de 50 años, convivía con sus dos hijos. Así lo han confirmado este jueves a ABC un amigo de la víctima y fuentes de la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha, que no han sabido precisar cuándo fue dictada esa prohibición.

La orden se adoptó hace unos tres años, después de que Daniel fuese acusado de golpear a la menor con un palo, según dijo Eduardo Horcajada, amigo de la fallecida, Liliana Mateescu.

Por otro lado, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha han insistido este jueves en que la víctima, de 43 años, no había presentado ninguna denuncia contra su esposo por maltrato, según el Sistema de Registros Administrativos de apoyo a la Administración de Justicia (Siraj).

Liliana y Daniel habían retomado la convivencia en diciembre, según el periodista Eduardo Horcajada. Ella mantenía una relación sentimental en Segovia, donde trabajaba desde hacía un tiempo en una empresa avícola. «Daniel lo sabía porque Liliana se lo contó», asegura su amigo.

Cada 15 días, la mujer regresaba a La Puebla de Almoradiel para visitar a sus dos hijos, de 14 y 11 años. A finales del pasado año, Daniel y Liliana retomaron la convivencia en el domicilio familiar, donde vivían los menores y su abuela paterna. «Lili lo hizo por el bien de sus hijos, para estar con ellos», asegura Eduardo.

«Quería contar lo que le pasaba»

Unos días antes del homicidio, Liliana telefoneó a su amigo para decirle que quería entregarle su currículum con el fin de que lo enviara a una empresa de Quintanar de la Orden. «Pero no ha podido ser», se lamenta Eduardo.«Y a mi madre le llamó dos días antes del crimen porque quería contar lo que le pasaba, pero no pudo cogerle el teléfono», recuerda afligido.

Liliana murió presuntamente a manos de su marido la madrugada de este miércoles. Daniel le asestó dos puñaladas en el pecho. En la vivienda, situada en el número 12 de la calle Viriato, estaban los dos hijos y su abuela, madre del supuesto homicida.

Eduardo, que tenía una relación estrecha con Liliana desde hace muchos años, conoció al matrimonio hace dos décadas, aunque la pareja llevaba en España unos 24 años. «Cuidaron de mi abuela en Cabezamesada y comenzó una relación de amistad», explica. Luego se trasladaron a la cercana localidad de La Puebla de Almoradiel, a 27 kilómetros, donde se criaron sus dos hijos.

El amigo de la fallecida ha dejado escrito en sus redes sociales que Daniel era una persona que «nos tenía a muchos engañados, dando incluso pena». Por eso ahora le invade un sentimiento: «Impotencia [por] no habernos dado cuenta del infierno que estabas viviendo y denunciarlo. Hasta para eso, Lili, eras buena, no quisiste denunciarlo por miedo y por tus hijos (...) Eras una mujer buena, trabajadora, madre y esposa».

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