Un preso de Ocaña II con trastornos psiquiátricos intenta estrangular y clavar sus uñas en los ojos de un funcionario
El recluso, que ya ha protagonizado otros incidentes, se había negado a entrar en su celda. La dirección ha solicitado su traslado a otro centro
El trabajador, con cerca de cinco años de experiencia, «está bien físicamente y animado, pero ahora está pasando el estrés postraumático», dice un compañero a ABC
Un funcionario de la prisión Ocaña II , en Toledo, se recupera del ataque que sufrió este lunes, al cierre de celdas nocturno, por parte de un interno con graves trastornos psiquiátricos, que se encuentra dentro del programa de atención integral a los enfermos mentales (Paeim) . El recluso intentó estrangularlo y trató de clavarle sus uñas en los ojos, según han denunciado varios sindicatos, que aseguran que el interno ya había protagonizado otros incidentes graves y variados dentro del reglamento penitenciario.
El último ocurrió este lunes en el módulo 6, dentro del departamento de enfermería, sobre las ocho de la tarde. El presidiario se negó a entrar en su celda, como le había indicado el funcionario, quien avisó al jefe de Servicios y a otro compañero.
Delante de los tres, el interno volvió a negarse a meterse en su celda y se abalanzó sobre el funcionario destinado en el módulo que le había dado la primera orden. «De una forma sorpresiva y con una violencia extrema», según relata el sindicato APFP, el preso le lanzó puñetazos al rostro e intentó estrangularlo , lo que provocó que el funcionario cayera al suelo. El recluso aprovechó para clavarle sus uñas en los ojos y le propinó una patada en el cuello, además de proferirle insultos y amenazas de muerte.
Los otros dos funcionarios resultaron heridos levemente al intentar auxiliar a su compañero, según el sindicato Acaip, que ha pedido que se traslade a este 'peligroso' presidiario a un centro con más seguridad . «Este episodio violento que se podría haber prevenido de contar con más medios humanos y materiales», ha afirmado el sindicato CSIF, que aporta otro dato: el interno «había arrojado previamente agua y jabón en su celda para intentar provocar una caída en los funcionarios que acudieran al rescate del compañero agredido» .
«Está pasando el estrés postraumático»
El funcionario, con cerca de cinco años de experiencia, «está bien físicamente y animado, pero ahora está pasando el estrés postraumático» , explica a ABC Alberto Garzón, delegado del sindicato APFP en la prisión, quien ha hablado con su compañero. «No son tantas las secuelas físicas que le queda a un funcionario de prisiones después de un incidente como las psicológicas -añade Garzón-. Al día siguiente tienes que volver a enfrentarte a las situaciones y a veces es duro».
Por eso «gradeceríamos que la administración orquestara algún sistema o ayuda para que los funcionarios pudiéramos sobrellevar mejor estas situaciones -continúa-. Es verdad que es nuestro trabajo, pero uno no está acostumbrado. Un incidente de este tipo te marca y no te dejas secuelas» . El delegado de APFP asegura que la prisión ya ha solicitado a la administración penitenciaria el traslado del recluso a otra cárcel, según le ha confirmado la dirección del centro.
CSIF asegura que las agresiones en centros penitenciarios pueden evitarse «si se cuenta con los medios y recursos suficientes» , para lo que «es preciso aumentar el número de efectivos dentro de unas plantillas deficitarias y envejecidas». También reclama modernizar los equipos y autorizar el empleo de pistolas eléctricas, «convenientemente reguladas por la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias», con unos protocolos adecuados para preservar la integridad física tanto de los internos como de los funcionarios.
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