El panadero que amasa versos

«Hasta que la vacuna no la tenga todo el mundo, no abriré; seguiré repartiendo el pan a domicilio como hago desde marzo», dice Víctor, quien escribe poemas mientras trabaja en su tahona

El panadero, fotografiado por su mujer en la tahona este sábado por la noche Soledad Gómez

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Víctor Manuel Palomares comenzó a trabajar como panadero muy joven, a los 16 años, en una tahona de Humanes (Madrid). Ahora, con el medio siglo a las espaldas, lleva casi dos décadas con su propio negocio en una urbanización de Casarrubios del Monte, Calypo Fado, en la provincia de Toledo.

Su panadería no tiene nombre, pero a él sus clientes lo conocen muy bien. Por el pan que elabora y por sus poemas. Porque Víctor amasa versos mientras trabaja.

Su jornada laboral comienza de noche, a la una de la madrugada. Mientras la amasadora mezcla bien los ingredientes o la masa fermenta, Víctor aprovecha para escribir poemas . Le vale cualquier tiempo muerto para crear.

La soledad le inspira y también los programas musicales en la radio, sobre todo si suena Joaquín Sabina. «Ha sido mi influencia más directa», dice este artesano del pan, que no sabe de dónde le viene la vertiente poética: «Sólo sé que me gusta escribir». Pero no tiene una temática fija. «Me vale una música, una letra, una palabra..., cualquier cosa puede inspirarme».

Víctor Manuel, este sábado Soledad Gómez

Hace años, muchos, comenzó a plasmar sus poemas sobre un papel ayudándose de una máquina de escribir. Luego llegó el teléfono móvil y los chats de poesía en los que él dejaba sus versos. Más tarde, los subió a Facebook para tener un cierto orden de los poemas, que tenía desperdigados por papeles y cuadernos.

Pero llegó la pandemia. Y todo cambió. También para Víctor. Dejó de colgar sus poemas en Facebook y cerró la panadería a sus clientes porque muchos de ellos eran de edad avanzada. «En marzo les dije que no vinieran; que yo les llevaría el pan a casa. Esto hizo que doblara el trabajo, porque primero era elaborar el pan y luego repartirlo. Pero lo hice por seguridad. La mayoría de mis clientes son de la tercera edad y entonces eran los que más caían. Aquello me hizo sentirme muy culpable. Decidí cerrar y llevarles el pan a casa. Y así sigo. Hasta que la vacuna no la tenga todo el mundo, no abriré», asegura.

Ahora Víctor graba cada semana un pódcast , de siete u ocho minutos de duración, en el que declama sus poemas con música de fondo. También los recita en la emisora local Unifm . Y cada viernes el panadero que amasa versos los cambia por una canción en La Rotonda, el programa que conduce el locutor Joaquín Guzmán en Radio Castilla-La Mancha .

Cuando su jornada laboral termina, a eso de las dos de la tarde, Víctor se acuesta con la satisfacción de haber repartido 400 barras de pan y esperando que las musas, seguramente, lo visiten.

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