La mujer a la que su marido le arrojó gasolina e intentó prender fuego niega que quisiera hacerle daño
El matrimonio discutió porque cuando el hombre llegó a casa, la mujer no tenía la comida hecha
E.M., la mujer a la que según la Fiscalía su marido le arrojó una botella que contenía gasolina con el fin de prenderla fuego en octubre de 2015 en Corral de Almaguer (Toledo), ha negado los hechos y ha dicho que su marido ni la amenazó con matarla ni quiso hacerle daño ni llevaba una caja de cerillas en la mano.
De igual modo, la hija del matrimonio, que estaba presente en el domicilio cuando ocurrieron los hechos, ha negado que su padre amenazara con matar a su madr e, que la rociara con gasolina y que ésta saliese a la calle a pedir ayuda. También ha dicho que no vio a su padre con una caja de cerillas, que estaba en la cocina cuando ocurrieron los hechos.
La declaración de la presunta víctima como la de su hija, durante el juicio oral que se ha celebrado este martes en Toledo, han coincidido con la del procesado -V.M.- que aunque ha reconocido que el matrimonio discutió porque llegó a casa y la mujer no tenía la comida hecha , ha negado haber arrojado la botella, que pensó que tenía vino y no gasolina, y ha dicho que en realidad se le calló de las manos.
La presunta víctima, que no presentó denuncia por los hechos juzgados este martes y que ha dicho no tener miedo de su marido, ha admitido que discutían de vez en cuando y ha manifestado que su marido no la amenazó y que se le cayó de las manos la botella de gasolina, que la salpicó un poquito en las piernas. Tras desmentir que éste llevase una caja de cerillas, ha asegurado que salió a la calle «a tomar el aire» pero no por miedo a su marido ni porque éste la quisiera matar.
De su lado, la hija, que también ha indicado que sus padres discutían «de vez en cuando», ha asegurado que no se enteró del motivo de la discusión de ese día y ha dicho que tampoco escuchó a su padre amenazar a su madre. Así las cosas, ha manifestado que su madre salió de casa porque estaba «enfadada», pero no asustada, y salió a relajarse, al tiempo que ha indicado que en el interior de la vivienda olía «un poco» a gasolina, pero no había charcos.
De igual modo, ha asegurado no recordar haber dicho a la Guardia Civil que su padre amenazara a su madre, que le tiró gasolina y que éste tuviera una caja de cerillas en la mano. « Las cerillas estaban en la cocina. Ha sido un malentendido» , ha dicho la hija del acusado.
Dos copas de vino
Mientras, el procesado, que ha admitido que se había tomado dos copas de vino , ha asegurado que la discusión no fue «acalorada» y que cuando vio que la botella, que cogió del garaje y no tenía mucho líquido, era gasolina y no vino se asustó y la tiró a los pies de su mujer, pero no se la roció por la cabeza. También ha negado llevar una caja de cerillas en la mano.
V.M., que tras pasar nueve meses en prisión --de octubre de 2015 a julio de 2016-- está en libertad, ha defendido que su mujer se puso un poco nerviosa y salió a la calle y que cuando él vio que estaba hablando con gente se subió a la habitación a dormir.
Asustada y empapada de gasolina
Los testimonios de la presunta víctima, de su hija y del procesado no coinciden con los de los tres testigos --tres ciudadanos rumanos que estaban predicando por las calles de Corral de Almaguer en el momento en que se produjeron los hechos --que llamaron a la Guardia Civil y que han relatado que presenciaron que la mujer, nerviosa y asustada, salió huyendo de la vivienda mojada y desprendiendo un fuerte olor a gasolina y pidiendo ayuda porque su marido quería matarla.
De su lado, los tres agentes que acudieron a la vivienda, que han dicho que recomendaron a la mujer que denunciara lo sucedido porque era algo «grave», han asegurado que en el domicilio había un fuerte olor a gasolina, que la mujer estaba asustada y chorreba gasolina y que el procesado estaba limpiando los restos de gasolina.
También han relatado que la hija, que se negó a denunciar a su padre, estaba igualmente muy asustada y les relató que su padre había intentado matar a su madre, entregándoles incluso una caja de cerillas que su progenitor llegó a tener en las manos.
Los agentes, que han manifestado no haber notado en el procesado síntomas de embriaguez, han indicado que ya lo conocían por «otros incidentes domésticos» y que le han llegado a ver en «peor estado».
De su lado, el médico forense, que ha dicho que el procesado que bebe a diario cervezas y bebida de alta graduación y ha sido diagnosticado de alcoholismo crónico, ha indicado que el día de los hechos no se le practicó ningún examen ni analítica para determinar la presencia de tóxicos en su organismo.
Conclusiones
La representante del Ministerio Fiscal ha mantenido la petición de ocho años de prisión para el procesado, al considerar que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa y ha pedido que se mantengan las medidas acordadas por la Audiencia Provincial de Toledo, que solicitó la prohibición de aproximación a E.M., a su domicilio, lugar de estudio y trabajo, o cualquier otro en el que se encuentre, con una distancia mínima de quinientos metros; así como prohibición de comunicación con la víctima por cualquier medio, por un periodo de diez años en ambos casos.
No obstante, ha pedido que si la pena finalmente es inferior a los años de prisión V.M . sea expulsado del país . En caso de que la sala de la Audiencia de Toledo no considere que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio, la fiscal ha pedido un año de prisión para el procesado por un delito de amenazas en el ámbito familiar.
De su lado, la defensa ha pedido la libre absolución del procesado, al considerar que no han quedado acreditado los hechos, que fueron accidentales, y que no hay ninguna prueba de cargo directa contra su representado.
Aunque el abogado se ha mostrado de acuerdo con la expulsión del procesado, éste, en su último turno de palabra, no se ha mostrado partidario de la expulsión, asegurando que su hija está embarazada y que toda su familia está aquí.