Un libro recopila las banderas y los escudos de los municipios de Toledo
El militar retirado, poeta y escritor José-Domingo Vales Vía analiza su uso, «incorrecto» en algunos casos, a lo largo de su historia
Los escudos y las banderas han servido para unir o diferenciar a lo largo de la historia a una familia nobiliaria, a una ciudad o a un país, entre muchas otras instituciones. Incluso, en muchos casos, para enfrentar a los pueblos. Pero, más allá del uso que hay detrás de estos símbolos, hay dos disciplinas que se encargan de su estudio y de su buena utilización: la heráldica en el caso de los escudos y la vexilología en el caso de las banderas .
La provincia de Toledo cuenta con un amplio abanico de estos símbolos y es la primera de Castilla-La Mancha en cuanto a concesión de banderas y escudos para sus municipios desde que la Dirección General de Administración Local , dependiente de la Consejería de Administraciones Públicas, iniciase este procedimiento en 1984. Ahora, un estudio pretende analizar 209 emblemas de los 204 ayuntamientos toledanos, más los de otras 5 Eatim (entidades de ámbito territorial inferiores al municipio).
Ese análisis es el que recoge el militar retirado, escritor y poeta José-Domingo Vales Vía (La Coruña, 1937) en su libro « Banderas y escudos de Toledo », editado por la Sociedad Española de Vexilología. En él, este diplomado en Heráldica y Vexilología, llama la atención sobre la función que representa la heráldica municipal, cuyos escudos, según explica a ABC, «deben reunir una serie de características que resalten la identificación de cada localidad, por medio de signos o elementos simbólicos, siempre guardando referencias a razones históricas, geográficas o tradicionales que distingue unos pueblos de otros».
En el caso de la provincia de Toledo, se contabiliza un 77% de escudos aprobados del total de los 204 municipios con los que cuenta y las banderas alcanzan un 52%. De ellos, el escudo más antiguo es el de Méntrida, aprobado en Consejo de Ministros el 3 de enero de 1953, mientras que la bandera más antigua es la del Ayuntamiento de Almonacid de Toledo, creada y aprobada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha el 8 de mayo de 1989.
José-Domingo Vales Vía subraya que existen diversas «desavenencias» en la creación de muchos de estos símbolos. En estos casos, señala, «los ayuntamientos, pese a informes contrarios de la Real Academia de la Historia -único organismo que vigila la ortodoxia de estos símbolos- y desoyendo sus criterios, decidieron y siguen decidiendo caprichosamente, en adoptar símbolos impropios, plagados de innumerables desatinos y, como ahora se suele decir, “políticamente incorrectos”».
Como ejemplo de todo ello, en el libro se citan varios escudos municipales, que son la «antítesis» de lo que debe combinar un símbolo heráldico. «Quienes conozcan el escudo del municipio de Magán, comprenderán porqué la Real Academia de la Historia informó de que los inaceptables términos y representación gráfica de la propuesta impedían la aprobación del proyecto. Sin embargo, el ayuntamiento desestimó las recomendaciones de aquel organismo oficial y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no puso obstáculo alguno para aprobar su engendro, porque la opinión de la academia no es vinculante, pero la imagen del pueblo en la heráldica municipal, queda debilitada y resentida», apunta el autor del estudio.
«Ignorancia y desidia»
Bajo ese mismo criterio, cita también al escudo de la Diputación provincial de Toledo , que, a su juicio, utiliza actualmente uno que nada tiene que ver con el aprobado en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha el 13 de mayo de 2013. «Todas estas deficiencias, por ignorancia y desidia, ponen en peligro la esencia heráldica, ante la aparición de innovaciones, evidentemente inexplicables, camufladas entre ciertas esnobistas imágenes -“ad hoc” con los nuevos tiempos, dicen-, en los que están aflorando una serie de logotipos, sin atisbo alguno de representatividad histórica, por muy estéticos y modernos que puedan parecer y contra los que hay que luchar», afirma Vales Vía.
En su opinión, esos llamados «logos» -según sus autores-, realzan el significado propio, adaptado a los nuevos tiempos y sugiriendo que este modelo de diseño es la denominada «heráldica contemporánea». Pero, indica, «si grave nos parece este proceder mercantilista -no digo que no puedan hacerlo, pero que se olviden de relacionarlo con nuestra denominación de origen-, mayor amenaza advertimos en los propios ayuntamientos, propagando estos procedimientos y transformando sus blasones con menosprecio para una ciencia de tradición secular que, de seguir por este camino, abocará en una decadencia de la heráldica , como sucedió en tiempos pasados».
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