José Castaño, el toledano que pesa y mide la memoria en su museo de Herreruela de Oropesa
Este doctor en Filología Románica y profesor de instituto jubilado ha puesto en marcha en su pueblo el único museo sobre pesos y medidas de España con unas 6.000 piezas
Ahora que se cumple el VIII centenario del nacimiento de Alfonso X en Toledo, un paisano suyo, José Castaño , ha querido traer a la memoria una de las múltiples facetas del Rey Sabio. Y es que este monarca fue el primero que quiso unificar los pesos y medidas mediante una ley datada en 1261, puesto que se quejaba de la disparidad hasta el punto en que decía que «en un mismo lugar hay una medida para comprar y otra para vender».
A Alfonso X le conocemos de sobra, pero ¿quién es José Castaño? Este ilustre toledano nacido en la localidad de Herreruela de Oropesa en 1944 es un profesor de instituto jubilado y uno de los mayores conocedores de las medidas y pesos tradicionales anteriores al sistema métrico decimal . Esta pasión le ha llevado a levantar en su pueblo un museo único en España que reúne unos 6.000 objetos y a elaborar un diccionario histórico con más de 1.200 entradas de diccionario relacionadas con este ámbito de conocimiento.
Términos como la arroba (que eran 11,5 kilos, 12,4 litros para el aceite y 16 litros para el vino) la fanega (55,5 litros), el celemín (4,6 litros) o la vara (83 centímetros), entre otros, son los que recoge en ese compendio de sabiduría y que el responsable de este museo conoce cómo si los siguiera utilizando a diario. Sin embargo, todos ellos forman parte de un acervo que se usaba ya desde la Edad Media.
José Castaño, que es como una enciclopedia andante de los pesos y las medidas, aún recuerda cuando el vino se vendía por azumbres (unos dos litros) y la leche por cuartillos (que era medio litro). Una materia prima que es la que más predomina en su pueblo, Herreruela de Oropesa, que cuenta con una cabaña ganadera ovina de unas 10.000 ovejas y dos queserías, mientras que tan sólo hay contabilizados unos 300 habitantes. «Tocamos a 33 ovejas por cada herreruelano», dice socarrón.
«El municipio mantiene una escuela de puro milagro, gracias a la llegada de inmigración que encontró trabajo en el pueblo, cuyos hijos estudian aquí. Para que nazca un niño, poco menos que hay que tocar las campanas», comenta con pesar. Pese a esa falta de población en una zona que se encuentra dentro de lo que ahora se llama la España vaciada, este doctor en Filología Románica y premio extraordinario de doctorado por la Universidad Complutense de Madrid no dudó en regresar a la tierra que le vio nacer para poner en marcha su tamaña obra que, paradójicamente, es difícil de medir ni de pesar.
Después de muchos años de trabajo y de esfuerzos burocráticos, el Museo del Peso y las Medidas Tradicionales de Herreruela de Oropesa recibió en 2009 una subvención del Ministerio de Cultura que permitió abrirlo como visita de obra guiada. Ahora su responsable pide apoyo económico y promocional también al Gobierno de Castilla-La Mancha, tras visitarlo algunos de sus responsables políticos, algo que culminó con la visita y apoyo institucional de la consejera de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades, Rosa Ana Rodríguez , el pasado 19 de enero.
El museo (abierto los sábados de 11.30 a 13.30 horas, aunque también se puede visitar en cualquier momento bajo cita previa) está casi terminado, a falta de alguna pequeña obra, como una puerta de emergencia y alguna cosa más, para lo que solicita una ayuda de unos 45.000 euros para poderlo llevar a cabo. El edificio es nuevo y se levanta sobre un solar que les cedió el ayuntamiento. A pesar de no estar acabado, el visitante puede encontrarse con un espacio muy bien acondicionado y montado con estands repletos de instrumentos y objetos, así como una cartelería que le explica la historia y el modo de utilización de cada uno de ellos.
Este profesor de Lengua y Literatura comenzó a estudiar a fondo el léxico de la comarca, fruto de lo cual nació en 2001 la Fundación Museo Etnológico de Herreruela de Oropesa y en 2007 publicó el Diccionario del campo arañuelo toledano, comarca de la que se abasteció de un buen número del contenido material e inmaterial para su obra. Incluso en 2015 llegó a publicar ‘ El libro de los pesos y medidas ’ (La Esfera de los Libros), en el que recoge todo ese saber.
«El museo no es sólo una colección de objetos, sino que recoge una serie de informaciones de carácter científico y quiero que sea un foco de investigación sobre este campo de conocimiento», explica José Castaño, que presume de manejar documentos incluso de época medieval y del Siglo de Oro. Documentación que piensa donar al ayuntamiento para que se cree una biblioteca temática dedicada a los pesos y medidas tradicionales.
Paseando por el museo, uno puede encontrar instrumentos metálicos de los que se usaban para pesar, como las romanas y las balanzas, de las cuales atesora una magnífica colección. Pero, además, una amplia muestra de medidas de áridos fabricadas en madera y un buen número de vasijas para medir los líquidos, tanto el agua como el vino, el aceite o la leche. También llama la atención una serie de réplicas para las medidas lineales, entre ellas la vara, la pulgada o el codo.
Por otra parte, hay un espacio dedicado al punto y al calibre, que tuvieron durante un tiempo mucha importancia, sobre todo el segundo en balística, que se usa hoy en día para medir la fruta pequeña, especialmente los frutos rojos como las cerezas o las picotas. Asimismo, hay un estand destinado a la cestería de esparto, donde se llevaba antes un buen número de mercancías por ser muy resistentes y se llegó a convertir también en un envase de medida. Y los objetos de carga como las aguaderas o los serones, utilizados para transportar cosas en las monturas de las caballerías, así como un carro tradicional en la comarca.
Y, por último, aparte de los objetos, el museo atesora una gran cantidad de carteles y láminas explicativas sobre los pesos y medidas, que dan a conocer todos los objetos relativos a este campo desde la Edad Media, así como un buen número de manifestaciones artísticas que reflejan todo este mundo. Y libros en los que se explica cómo antes se llegaba a medir la anchura de un puente, un camino o una colada para el paso del ganado o de dos carros en direcciones opuestas. Todo ello en un edificio de tres plantas. «¡Para que luego digan que el saber no ocupa lugar! Incluso se puede medir o pesar», afirma José Castaño con una sonrisa, animando a que la gante vaya a visitarle.
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