Jesús A. Losana
Presbicia social acomodada, conformista o selectiva
En uno de los irónicos comentarios que el gran Quino hizo a través de sus famosos dibujos, preguntaba a Mafalda:
- ¿Practicas algún deporte de riesgo?
A lo que la genial Mafalda contestaba:
- Sí. A veces doy mi opinión.
A sabiendas de cómo está el patio de revuelto, me he embarcado en este deporte extremo, por lo que os voy a hablar de un defecto visual que últimamente se está convirtiendo en un mal endémico en nuestra sociedad: la presbicia social.
Según me he informado, la presbicia es una anomalía o defecto del ojo que consiste en la imposibilidad de ver con claridad los objetos próximos y que se debe a la rigidez del cristalino.
Sus consecuencias son, en la mayoría de los casos, una rareza que permite al afectado ver perfectamente de lejos, pero no ve lo que tienes delante de sus narices.
Si matizamos, hay tres tipos de presbicia social: la acomodada, la conformista y la selectiva.
- Cuando la presbicia es acomodada, el paciente puede ver desde lejos hasta el deterioro de las infraestructuras de países lejanos como Cuba, Venezuela y otros del entorno, incluso razonar cómo han llegado hasta ahí... pero, debido a la rigidez del cristalino, no percibe con claridad los desperfectos que van surgiendo en su propia casa. Y, a pesar de que tiene gafas de cerca, no las usa porque sigue en una posición social relativamente acomodada, aunque decreciente.
- Lo curioso es la presbicia conformista, en este caso el afectado ve de lejos todo, incluso percibe las consecuencias a corto plazo de los problemas ajenos, pero no se pone las gafas de cerca para no tener que observar la realidad que se cierne a una cuarta de su cristalino… prefiere esperar aver qué pasa.
- Lo peor es cuando la presbicia es selectiva... el paciente ve bien de lejos, se pone las gafas para ver de cerca y, aun percibiendo perfectamente que los desperfectos de su casa se van agravando, ha aprendido a vivir con su defecto visual. Bien porque le beneficia en aspectos personales o porque ha apostado por esa opción y necesita confiar en que papá estado, o mamá estada, siempre le va a sacar las castañas del fuego, sin ni siquiera pensar en la repercusión que esa actuación puede ocasionar a sus futuras generaciones.
Y mientras tanto nuestros dirigentes se preocupan en cómo solucionar los problemas estructurales más relevantes del país, trasladando al pueblo la cuestión, ¿madre patria o matria?
¿Será para que recapacitemos minuciosamente sobre ese problema existencial?, o ¿para qué no usemos las gafas de cerca?
En fin… utilicemos buenas lentes, lentillas o gafas, y llamemos a las cosas por su nombre, sin complejos y sin temor a que ciertos personajes traten de dar la vuelta a las palabras, sacarlas de contexto o meterlas en un concepto cercano a la idiocia.
«Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados» (Mark Twain)
Pasad buen verano.
