Ingresa en prisión uno de los ladrones detenidos por el robo a los dos ancianos de Guadamur
Mientras otra arrestada ha quedado en libertad con cargos, los autores materiales del robo con violencia, que lograron huir, están identificados

Adolfo Escribano Pavón (84 años) y su sobrino Jesús (69), ambos solteros, se recuperan en su casa de Guadamur, en el número 19 de la céntrica calle de san Ildefonso, de las magulladuras y moratones que le provocaron los dos delincuentes que asaltaron violentamente su vivienda el sábado alrededor de las tres de la tarde. Jesús, además, tiene puntos de sutura en la cabeza, junto a una oreja.
Los dos autores materiales del robo lograron huir, según los vecinos, pero dos compinches fueron detenidos por la Guardia Civil. Uno de ellos, J. M. R. E. , ingresó este lunes en prisión después de comparecer en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Toledo. Se decretó su reclusión provisional, comunicada y sin fianza por la presunta comisión de un delito de robo con violencia, según confirmaron a ABC fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Albacete.
La mujer arrestada también el sábado, que igualmente declaró en la sede judicial este lunes, es cuñada del ahora preso, aunque ella ha quedado en libertad con cargos por su presunta participación en este horripilante caso.
Los dos detenidos fueron capturados en los alrededores de la vivienda, que da a dos calles. En el caso del hombre, con antecedentes por delitos contra el patrimonio y «violencia de género por pegar a su mujer», fue detenido cuando estaba dentro de un vehículo hablando por un teléfono móvil a poca distancia de la casa, de dos plantas. «Estaba haciendo labores de contravigilancia», especulan los vecinos consultados por ABC. En el automóvil habrían sido halladas las carteras con documentación de los dos autores materiales del robo, que saltaron al patio de la vivienda por un muro de la calle de Padilla. Accedieron al interior por una ventana que cerraba mal, agredieron primero a Jesús, que los había visto entrar, y luego a Adolfo, que estaba en la planta superior viendo la televisión a la hora de la siesta.
«¡Jesús, ampárame!», pensó Adolfo, todavía conmovido 48 horas después de salir del infierno, cuando los ladrones les ataban de pies y manos con cables de la radio y del teléfono. Y temió por sus caderas cuando le tiraron al suelo, aunque Adolfo, primer alcalde socialista de Guadamur (1983-1987), había intentado defenderse con su bastón.
Pero los ladrones eran «jóvenes y fornidos», y lograron huir al conseguir Jesús, operado de laringe recientemente, pedir auxilio a una vecina sobre las 15.45, después de desatarse los pies cuando estaba tirado en el patio junto con Adolfo. Un vecino que iba a tirar la basura vio cómo los dos individuos saltaban de nuevo el muro del patio para darse a la fuga.
«¡Qué ingratitud!»
Pero, ¿quién pudo contarles que la ventana cerraba mal? El detenido que ahora está en prisión conocía muy bien la vivienda, ya que estuvo trabajando para Adolfo y Jesús en una explotación agropecuaria y en la propia casa. Tío y sobrino llegaron, incluso, a proporcionarle una vivienda para que residiera con su familia en Guadamur, donde el individuo es muy conocido.
«¡Qué ingratitud, qué ingratitud!», repite Adolfo cada vez que se acuerda de lo que hizo por el arrestado. Afortunadamente, Jesús y su tío, todavía con moratones en ambos lados de sus manos, tienen el cariño del pueblo, donde la «colaboración vecinal ha sido impecable», remarca la alcaldesa, Sagrario Gutiérrez .
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