Villaseca conoce la influencia ganadera de Joselito El Gallo
Los herederos de algunos de los hierros protagonistas de la Edad de Oro del toreo recuerdan al genio sevillano en el inicio de las XX Jornadas Taurinas
El año 2020, si de toros se habla, es el del centenario de la muerte de Joselito «El Gallo», por lo que las actividades culturales que recuerdan su figura se multiplican. Este lunes arrancaron las XX Jornadas Taurinas de Villaseca de la Sagra , que tienen como eje principal al genio de Gelves.
En la primera charla-coloquio, moderada por Sixto Naranjo, periodista de COPE y Telemadrid, se congregaron en un abarrotado salón de actos municipal los herederos de algunas de las ganaderías protagonistas de la Edad de Oro del toreo: Saltillo, Moreno Santamaria, Pablo Romero y Miura .
Antonio Miura y Manuel Rufino destacaron el papel del pequeño de los Gallo en las labores del campo que se desarrollaban en las fincas ganaderas sevillanas a principios del siglo XX, en las cuales eran asiduos el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. La familia Miura protegió a Joselito desde que era becerrista, dadas sus extraordinarias condiciones, y cuando este creció y tomó la alternativa, mató seis toros de la legendaria ganadería por puro orgullo al final de la temporada de 1915.
Joaquín Moreno de Silva, de Saltillo, recalcó «la importancia de la tauromaquia de Joselito, tanto en la variedad de hierros ganaderos que lidió durante su carrera como en su compromiso por acercar el toreo a todas las clases sociales». Dos de sus grandes aportaciones fueron su apuesta por los toros de la casta Vistahermosa, por su mayor duración en el último tercio; y el impulso de las plazas monumentales, para abaratar los precios de las entradas y acoger a más público.
Por su parte, Jaime de Pablo Romero recordó los distintos pasajes que unen a su familia con el torero, contando distintas anécdotas y recordando que después de su tráfica muerte en Talavera cedieron el panteón hasta que fue terminada la tumba en el cementerio sevillano de San Fernando. El gran amor de Joselito fue Guadalupe de Pablo Romero, pero las convenciones sociales (ella pertenecía a la aristocracia y Joselito era cuchichi -mitad payo, mitad gitano-) lo impidieron.
Por último, Eduardo Dávila Miura, consiliario I de la Hermandad de la Macarena de Sevilla (mismo título que ostentó el torero), destacó la importancia de Joselito dentro de la hermandad, hasta el punto de que la carrera procesional se desviaba para pasar por delante de su casa en la Alameda de Hércules. Además, si Joselito era devoto de la Esperanza Macarena; Juan Belmonte, su gran rival, lo era de la Esperanza de Triana. Hasta en eso eran distintos... y complementarios.
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