Idea un sistema de defensa personal para todos los públicos: «Antes se pegaban a puñetazos; ahora, con cuchillos»

Jorge García, jefe de la Policía local de Añover de Tajo, practica artes marciales hace 34 años

«También va dirigido a todos los compañeros que, cada vez más, están sufriendo agresiones», advierte

En la fotografía, algunos de los alumnos de Jorge, que aparece de espaldas. En el vídeo, algunas de las técnicas ABC

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«La delincuencia cambia. Yo recuerdo en mi juventud que había peleas simplemente con puños, pero hoy encuentras cuchillos, navajas, botellas rotas, bates de béisbol, puños americanos… Por todo ello tenemos que avanzar en la defensa personal». Jorge García Pérez, jefe de la Policía local de Añover de Tajo (Toledo), justifica así el sistema de defensa personal y policial que ha ideado para todos los públicos, y que se apoya «en los movimientos corporales, en los movimientos naturales».

Entre la treintena de alumnos del pueblo, el más joven tiene 4 años y el más veterano, 60. «Este sistema de trabajo está realizado para que lo puedan practicar todas las personas, desde ancianos, mujeres o niños. Busca desde la técnica, y no con la fuerza, crear esa superioridad en el enfrentamiento en la calle; reforzar la seguridad en las personas», explica cuando se cumple un mes desde que comenzaron las clases. «Por eso, otro punto importante de este sistema es la preparación física, fundamental como forma de vida», sentencia. «Cuando entramos en una confrontación en la calle -ilustra-, lo normal es que no estemos acostumbrados a esa situación. Por ello, esta preparación física hace que, cuando nos suban las pulsaciones en la calle, nuestra mente esté lo más serena posible».

También cuenta entre sus alumnos con los tres policías locales de su plantilla. «El sistema -dice- se dirige a todos los compañeros que, cada vez más, están sufriendo agresiones». Y hay datos que lo avalan: cada día suceden 26 atentados contra la autoridad en España . «Como se va desarrollando la sociedad, nos obliga a estar más preparados físicamente y legislativamente», asegura . Y hace un inciso: «Lo que me enseñaron en mi periodo de formación en la academia de policía, es prácticamente imposible aplicarlo en la calle. Te enseñan técnicas durante unas treinta horas, pero cuando sales a la calle... Tienes que formarte tú mismo », razona.

Jorge, de 38 años, practica artes marciales desde los 4, aunque su sistema de defensa surge por la experiencia como policía local desde hace casi 14. «Durante este periodo, se me han dado situaciones peligrosas, especialmente desde que trabajo en la comarca de la Sagra», afirma. «He tenido confrontaciones con personas más corpulentas que yo, con personas armadas, bajo efectos de sustancias estupefacientes o alcohólicas» , lo que «hace que saque de mí toda mi experiencia marcial, dejando de lado las florituras, que son bonitas para exhibiciones pero no para la vida real».

«Siempre se busca la defensa frente a un ataque, del que salgamos airosos», ya sea controlando a un agresor en una intervención policial o con golpeos que nos permitan la huida y pedir socorro», resume. Y apostilla: «A los alumnos, desde edades infantiles, se les enseña que no hay que buscar la confrontación, pero hay que estar preparados para repelerla» .

Con este sistema, que «está abierto a añadir cosas», Jorge busca también «volver a valores que creo y observo en la calle que se están perdiendo en la juventud, como el respeto, la sinceridad o el honor» .

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