Toros

Gracias, abuelo

Sus yayos han sido clave para que Víctor Barroso, Nacho Torrejón y Marcos Linares quieran ser toreros. Este sábado hacen el paseíllo en Villaseca de la Sagra, en la final del certamen de novilladas sin caballos Alfarero de Plata

Nacho Torrejón, Marcos Linares y Víctor Barroso

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Además de su entusiasmo por el toreo y de su juventud, a Víctor Barroso , Nacho Torrejón y Marcos Linares les une otro eslabón: los abuelos. La figura del yayo les ha marcado el surco para luchar en este difícil mundo del capote y la muleta, en el que este sábado tratarán de subir otro peldaño. A las 19:30, los jóvenes espadas harán el paseíllo en la plaza de Villaseca de la Sagra (Toledo) para lidiar ganado de Montealto en la final del VII Certamen de novilladas sin caballos Alfarero de Plata.

Víctor Barroso acudía a las plazas y al fútbol de la mano de su abuelo Francisco. «Pero a mí lo que me llenaba era ir a los toros» , recalca el diestro de El Puerto de Santa María (Cádiz). Por eso se apuntó a ‘La Gallosina’, la escuela taurina local, «y hasta hoy». Debutó a los 15 años con erales, «aunque no estaba permitido. Pero era una clase práctica y por eso me dejaron», aclara el novillero, de 18 años.

Sabe lo que es pisar el albero de la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla y alcanzar una de las semifinales de las novilladas de promoción de Canal Sur. La temporada pasada pensaba que no iba a torear por el covid-19, pero al final lidió un buen puñadito de festejos, «algunos televisados», lo que le permitió darse a conocer.

Como los antiguos maletillas, hace mucha tapia en el campo (estar en la plaza de tientas de una ganadería esperando a pegar algunos muletazos a una vaca). Y habla de don cuando cita a Ricardo Gallardo, el ganadero de Fuente Ymbro, y Rafael Comino, presidente de la plaza de toros de El Puerto de Santa María. «Me echan una mano y me avisan para tentar alguna vaca o novillo» , cuenta Barroso, que entrena mucho y se machaca más toreando de salón.

Compagina su afición con los estudios de un grado medio de Deportes, porque «hay que tener una alternativa» si no se triunfa en el mundo del toreo, al que llegó gracias a su abuelo Francisco, enfermo de Alzheimer desde hace un tiempo.

En una caja de zapatos

Marcos Linares, de 16 años, guarda también con cariño un recuerdo de la infancia. «Con 3 años, mi abuelo José me llevó a la plaza de Linares. A los 4 me regaló un capote y una muleta en una caja de zapatos », cuenta este diestro de la localidad jienense, que ha terminado cuarto de la ESO.

«Yo jugué al toro hasta que tuve 7 u 8 años -recuerda- y entonces empecé a entrenar con el matador de toros David Gil». Con sólo 9 primaveras se puso delante de una becerra y con 11 se incribió en la Escuela Taurina de Jaén. Una semana después, debutaba en público con una becerra.

En 2020 ganó el certamen de novilladas de Canal Sur y paseó un buen ramilletes de orejas en Añover de Tajo (Toledo), Don Benito (Badajoz) y Navas de San Juan (Jaén). Cerró la temporada con 22 apéndices en el esportón después de 8 clases prácticas y una novillada sin caballos.

«Si no alcanzo mi sueño de ser figura del toreo, me gustaría entrar en el Ejército, una profesión de élite como el mundo del toro », afirma Linares, ilusionado con la final del Alfarero de Plata. «Es un certamen muy importante que nos puede dar ese empujón para que nos conozcan más aficionados y torear con caballos», dice el diestro, que cumplirá 17 años el próximo martes.

Pedir favores

Toledano nacido en Madrid, Nacho Torrejón tiene un fin de semana muy ajetreado. Vive en Pantoja, a sólo 20 kilómetros de donde se jugará este sábado el triunfo con Linares y Barroso. Un día después de Villaseca, participará en la semifinal del certamen Promesas de Nuestra Tierra en San Pedro (Albacete).

En su caso, también la figura de Antonio, su abuelo materno, influyó para que él siguiera los lances de un capote. «Compró la finca El Ventorrillo, de Paco Medina, con lo que he estado más en contacto con el ganado y no he tenido que pedir favores para torear en el campo. ¡Hombre, algún favor tuve que pedir a mi abuelo para que me dejara! », bromea el diestro, que ha lidiado en la finca ganado de Sagrario Moreno, su abuela.

Torrejón, de 18 años, empezó en la Escuela Taurina de Toledo, de donde salió al cabo de una temporada para ponerse en manos de Tomás López, exmatador de toros de Los Yébenes. El año pasado, debutó de luces con erales sin picadores en Añover de Tajo y esta temporada comenzó a torear el 1 de mayo en Esquivias. Luego estuvo en Sonseca y las dos últimas tardes en Villaseca de la Sagra, con lo que este universitario de ADE (Administración y Dirección de Empresas) es el menos placeado de los tres finalistas.

Para cualquiera de ellos, ganar el Alfarero de Plata sería un buen negocio y un bonito homenaje a sus abuelos.

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