Garrido y Serrano, nombres propios en Añover de Tajo
Con dos orejas y una oreja lograron trofeo, algo que se le escapó a Juan Leal
Sergio Serrano es un torero en sazón. Su rostro denota una veteranía que sus muñecas atestiguan. Ante el primer animal de la tarde, un cuajado y acapachado burel, rayó a muy alto nivel desde que se abrió de capote, logrando cuajarle a la verónica de forma inconmensurable. Después de un quite muy garboso por chicuelinas, llegó el momento de cambiárselo por la espalda tras brindar al cielo, para después correrle la mano por el pitón derecho de forma muy profunda y de mucha calidad. Buenos pasajes logró también el albaceteño a izquierdas para una faena de alto vuelo que caló en el aficionado, y ante la que el público estuvo frío, y que de no ser por la media estocada de lento efecto hubiera puesto doble trofeo en sus manos. La tardanza del animal en caer dejó todo en oreja.
Un ejercicio de fe fue la lidia del cuarto. Ante él Sergio Serrano sólo pudo mostrar las ganas y la disposición para torear y hacer frente a cualquier tipo de animal. Se lo sacó toreando a los medios, y se lo llevó hasta toriles para ir buscando el terreno donde al menos presentarle batalla, pero ni con esas quiso el toro y tras lidiar sobre las piernas lo mató de una estocada arriba. Ovación con saludos.
Juan Leal fue todo voluntad en el segundo bis . Un animal de más volumen que el que reemplazó y que con fondo de nobleza careció de motor. Ante ello, Leal se arrimó y entabló una faena en las cercanías. Consiguió pasajes notables como el toreo a pies juntos o las luquecinas con las que epilogó la faena. Ovación con saludos.
El quinto fue una prenda ante el que Juan Leal lo intentó sin fortuna alguna. Dio la cara ante un animal de una condición pésima, con peligro sordo, que en todo momento sabía lo que se dejaba atrás. Una quimera se convirtió el entrar a matar, y hubo de andar habilidoso para concluir este complicado capítulo, ante un animal que no le dejaba pasar.
Hubo que esperar al último capítulo de una variada tarde para presenciar lo más vistoso Un voluminoso animal, tocadito arriba de pitones, ante el que José Garrido Puso en liza su toreo clásico ya desde los lances de capote, donde lo cuajó a la verónica, genuflexo y erguido, mostrando gusto y temple también al sacarlo del caballo. Con la muleta el extremeño apostó desde el principio, logrando tandas muy cuajadas en las cuales se vio el toreo que se va fraguando en sus muñecas con el paso del tiempo. Con la elegancia y pinturería que le caracteriza, logró Garrido realizar una faena que abrochó con un soberbio estoconazo en el que el burel le puso los pitones en el cuello viviéndose momentos de angustia. Tras ello paseó las dos merecidas orejas.
«Zorro» fue un zorro. Astuto y con alegría, pero solamente al principio. El entipado burraco tenía pelaje perfecto para combinar con el precioso vestido de Garrido. Oda a la pintura que quedó en deseo . Midió mucho en todo momento y poco pudo hacer Garrido más que justificarse con él y doblarse por bajo.
FICHA
PLAZA DE AÑOVER DE TAJO
Domingo 30 de agosto. Toros de Murteira Grave, desiguales de juego y de imponente estampa. Aplaudidos 1° y 4° de salida y 1° y 6° en el arrastre.
SERGIO SERRANO (verde botella y oro). Oreja y fuerte ovación con saludos.
JUAN LEAL (lila y oro). Ovación con saludos y silencio.
JOSÉ GARRIDO (hueso y azabache). silencio y dos orejas.
Noticias relacionadas