El extremeño Emilio de Justo paladea el toreo en Illescas

Se lleva el mano a mano con un toreo reposado y clásico, paseando orejas

De Justo da la vuelta al ruedo con sus trofeos Mario Gómez

Mario Gómez Gutiérrez

Cuajó soberbiamente Emilio de Justo al 2° de salida. Gusto y clasicismo a la verónica y por chicuelinas. La plaza estuvo con él y se lo jaleó. Fue complicado en banderillas y puso en aprietos a la cuadrilla. Lo cogió en cortito para comenzar la faena de muleta y no se confió en los primeros momentos, poco a poco fue metiéndolo en el canasto y a base de un toreo cadencioso y de toque suave. Suavidad y encaje que imprimió sabor a los muletazos con los que e la extremeño encandiló a los presentes. Toreó con la derecha sin ayuda en una estampa que recordó a José Miguel Arroyo, y tras derrochar pureza, se tiró con la misma rectitud a matar aguantando la tarascada de la animal. Descabelló y paseó una oreja de peso.

El 4° mostró justeza de fuerzas. Emilio lo saludó con decoro y las protestas se incrementaron con el avance de la lidia. La condición del animal se acentuó con el paso de la lidia, a pesar de lo cual Emilio acompañó las embestidas con mucho gusto y a media altura para sacar todo lo que tenía un animal que tenía buen fondo de clase y embestía amejicanado. Le sacó todo lo que tenía y el animal, que mejoró por momentos, se entregó hasta la extenuación y se echó. Fue cuando Emilio cogió la tizona y de un gran espadazo lo despenó para pasear otra oreja

El 6° dio un golpe seco a De Justo cuando lo saludaba a la verónica genuflexo pero se desquitó en un fantástico quite por ceñidísimas chicuelinas y una larga cordobesa. Tuvo torería hasta para brindar al público y lanzar la montera. De ahí en adelante fue siemplemente el toreo. Colocación, suavidad, temple, correr la mano y emoción, mucha emoción. Cumbre. Se pidió el indulto, pero Emilio le dió premio de toro bravo. Muerte despacio, en corto y por derecho. Clamoroso el doble trofeo, como lo fue su faena y su tarde.

Fue nulo el saludo al primero. Un animal que salió con pies, pero que no dio opción a que Perera se estirase. Soberbio estuvo José Chacón con los palos, en el primero se lo dejó llegar y en el segundo, le dio distancia y a pesar de que le cortó dejó un par que fue el clamor del público. Acarició las embestidas de este «Medianero» que fue a más y Perera tiró de cabeza para estar siempre bien colocado y aprovechar las enclasadas embestidas que iban con cuentagotas. Nobleza exquisita y temple adecua binomio ideal de toro y torero con el que Perera pudo mostrar su toreo a placer. Mató a la segunda y todo quedó en ovación.

Lo mejor con el capote de Perera al 3°, fueron las dos chicuelinas que dejó en el quite. Y José Chacón en la lidia. Perera no terminó de acoplarse en el inicio y fue inconstante. Cuando se confió, brotaron cosas buenas por ambos pitones. Sobretodo de mitad de faena hacia adelante cuando corrió la mano con trazo largo con las zapatillas asentadas y los riñones encajados. Estaba espoleado y quiso mostrar al mejor Perera. Toreó sin ayuda por ambos pitones de forma muy natural y el público se lo reconoció. Cerró con ayudados por alto e incluso se llegó a pedir el indulto. Afortunadamente Perera no se lo pensó y se tiró a matar, a pesar de que no anduvo certero.

El 5° salió alegre y la cuadrilla ralló a gran nivel en banderillas. Con la muleta Perera no terminó de asentarse ni de coger el aire al animal más allá de muletazos sueltos. Faena sosa y extensa que no dijo nada y se hizo al final tediosa.

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