Se enfrenta a 12 años de prisión por matar en Illescas a un amigo que disolvió en ácido dentro de un barril
Una vez deshecho el cadáver, arrojó la mezcla por varios caminos de tierra
El procesado, detenido dos años más tarde, se cobraba así una posible deuda de droga
Mató a su amigo Cándido Español López de tres disparos e hizo desaparecer su cadáver disolviéndolo en ácido. De esta manera tan salvaje ejecutó el crimen, presuntamente, el hombre que será juzgado el lunes y el martes en la Audiencia Provincial de Toledo por un jurado popular.
Se enfrenta a una pena de prisión de doce años y tres meses que solicita la Fiscalía por un delito de homicidio. Junto a él se sentarán su compañera sentimental y otro hombre, ambos acusados de un delito de encubrimiento. Para este último, el Ministerio Público pide seis meses de cárcel, pero no para la mujer por su condición de novia del inculpado.
El crimen sucedió la noche del 4 de septiembre de 2015 en el domicilio de Illescas (Toledo) donde el acusado vivía . Allí, probablemente en presencia o al menos con el conocimiento de su pareja y de otra persona, el procesado citó a la víctima, con la que habría colaborado en el tráfico ilegal de drogas. En el garaje, adonde lo llevó engañado, le descerrajó tres tiros, según la investigación policial. ¿El móvil? Una posible deuda de droga.
Luego el homicida ocultó el cadáver, primero en su vivienda, dentro de un arcón congelador, y después en un foso preparado al efecto en el jardín de su casa. Pero no se fiaba de su propio entorno. Por eso, meses más tarde, lo sacó de allí para meter los restos de Cándido dentro de un barril con una mezcla de ácido, sosa cáustica y amoníaco. Una vez deshecho el cadáver, arrojó la mezcla por varios caminos de tierra.
La familia de Cándido había denunciado su desaparición. El día que se le perdió la pista acababa de salir de su domicilio, en Parla (Madrid), a 18 kilómetros de Illescas. Vestía una camiseta negra, un bañador azul y unas chanclas. La Guardia Civil y Protección Civil de Parla llegaron a hacer un llamamiento a la colaboración ciudadana, a través de las redes sociales, para dar con su paradero. También los familiares, amigos y vecinos de Cándido organizaron una batida por los alrededores del municipio madrileño.
Casi dos años después de los hechos, el 17 de mayo de 2017, el procesado y sus dos presuntos encubridores fueron detenidos en Parla por la Policía Nacional. El homicida admitió que había matado a su amigo y que se había deshecho de su cuerpo, pero los investigadores policiales no pudieron recuperar ningún resto del cadáver, excepto un hueso. También hallaron, enterrados en el jardín de su casa, restos de la ropa de la víctima y un hacha.
El encartado, en prisión desde entonces, ocultaba en su vehículo un revólver de la marca Voltran y 40 gramos de cocaína. Precisamente por la tenencia ilícita de ese arma, la Fiscalía pide para el encartado otro año y un día de prisión. También le reclama el pago de una indemnización total de 160.000 euros para los padres del fallecido, para la compañera sentimental y para un hijo de Cándido, la víctima.