Detenido por estafar 120.000 euros con la venta de 400.000 mascarillas: «Nos ha dicho que lo devolverá»
David, un español de 37 años, está acusado de engañar a una empresa toledana que abastece a numerosos hospitales y clínicas. Se ganó su confianza con dos pedidos de menor cuantía
Tras casi un año de pesquisas, la Guardia Civil lo arrestó al llegar al aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid procedente de Honduras
Se llama David y es un español de 37 años que está acusado de estafar 400.000 mascarillas sanitarias a una empresa de Novés (Toledo) que pagó 120.000 euros. La mercancía nunca llegó y la Guardia Civil lo detuvo la pasada semana en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid por un delito de estafa agravada cometido, presuntamente, al comienzo de la pandemia.
«Él nos ha dicho que va a pagar, lo lleva diciendo un año y no podemos hacer otra cosa que esperar», afirma a ABC Paloma Gómez, responsable de Favesam, la empresa víctima de David. Esta firma comercial, que abastece a numerosos hospitales y clínicas españolas, se dedica a la confección y fabricación de productos y vestuario sanitario.
«Yo pienso que a él lo han engañado. Pero también puede ser un gran estafador y me está vendiendo una moto», reflexiona Paloma. Este lunes, su empresa habló telefónicamente con su presunto timador. «Nos dijo que lo quiere pagar, que lo quiere solucionar». Pero, de momento, David no ha devuelto nada de los 120.000 euros que Favesam adelantó.
Abril y escasez de material
Ha sido la Operación MASQ, después de casi un año de pesquisas , la que ha permitido el arresto del presunto farsante, a quien atribuyen una variante del timo del nazareno.
La firma comercial recibió la llamada telefónica de David, un supuesto proveedor de material sanitario que ofrecía mascarillas quirúrgicas a un precio muy asequible. «Era abril y había escasez de material, de mascarillas sobre todo. Teníamos contenedores pedidos, pero no nos llegaban a tiempo. Este señor se puso en contacto con nosotros, como lo hicieron otros tropecientos, y nos ofreció mascarillas -recuerda Paloma- . Nos vendió una partida pequeña, que la pagamos por adelantado, y luego nos llamó para decirnos que tenía localizada otra. Le pedimos que la mandara. Eran tiempos en los que se vendía todo lo que se compraba».
Los pagos de los dos pedidos, de 6.050 y 6.897 euros cada uno, se realizaron a través de una transferencia bancaria a una entidad española, mientras que el género solicitado fue remitido a la empresa sin problemas.
«Debatimos si comprarlas o no»
El supuesto proveedor, con antecedentes por delitos de estafa según la Guardia Civil , se ganó la confianza de la empresa. «Nos ofreció luego 400.000 mascarillas porque nos dijo que las tenía apalabradas. Estuvimos debatiendo en la empresa si comprarlas o no, y nos arriesgamos. Confiamos en él porque había hecho dos operaciones. No veíamos que pudiera jugárnosla, pero no te puedes fiar de nadie», relata Paloma.
«Nuestros clientes pagaron las mascarillas por adelantado y nosotros hicimos lo mismo con ese pedido». En esta ocasión, David pidió que el pago se hiciera a nombre de una empresa de nacionalidad china en otra cuenta bancaria distinta a la anterior.
Al ver que el material no llegaba a su destino, desde Favesam se pusieron en contacto con su proveedor. David les dio distintas excusas relacionadas con la pandemia sanitaria por el Covid-19 para justificar que la mercancía no había llegado. «Cuando él nos vendió esa partida, nos dijo que estaba en Honduras porque su mujer es de allí», recuerda Paloma, cuya empresa informó a David por WhatsApp de que lo habían denunciado. «Nos respondió que lo entendía, porque eran 120.000 euros. Pero insistía en que él lo iba a solucionar» .
Operaba desde Honduras
La Guardia Civil de Toledo conoció los hechos en mayo y se hizo cargo del caso el Equipo de Investigación Tecnológica (Edite) de la Unidad Orgánica de Policía Judicial. Sus agentes comprobaron que la empresa china tenía la sede social en Londres y que el presunto estafador era su administrador único.
Averiguaron también que la cuenta bancaria destinataria del dinero estaba en el Reino Unido y que el investigado lo había derivado a otra cuenta española donde él era el titular.
David huyó de España, según la Guardia Civil, que verificó que operaba desde una ciudad de Honduras, lugar desde donde había realizado esos movimientos bancarios.
El presunto estafador también engañó a los investigadores, convencidos de que iba a regresar a España en una fecha pero luego se presentó en otra. Finalmente, el huido fue detenido la pasada semana cuando aterrizó en el aeropuerto Adolfo Suárez procedente de Miami . En la ciudad estadounidense había hecho escala desde Honduras. Acusado de un delito de estafa agravada, fue puesto a disposición del juzgado de guardia de Plaza Castilla en Madrid, aunque no ha trascendido qué resolvió.
La empresa nunca dejó de tener contacto por WhatsApp con David, quien les respondió al teléfono este lunes. Les contó que regresó para solucionar este asunto; que sabía que iban a detenerlo cuando llegara a España y que dejó a su familia en Honduras porque «no quería que su hijo viera cómo lo esposaban». También les dijo que «no nos preocupemos, que en quince días devuelve el dinero. Pero así llevamos casi un año» , se lamenta la responsable de Favesam, que le ha ofrecido reitegrar los 120.000 euros en cómodos plazos. «No le exigimos que sea todo el dinero de una vez, sino como buenamente pueda», explica Paloma.
Su empresa ya devolvió los 120.000 euros que sus clientes adelantaron por las mascarillas -«nuestra empresa tiene un prestigio», presume la trabajadora-. Ahora Favesam espera que David cumpla su palabra.
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