Deportistas al salir de clase

En un colegio de Burguillos (Toledo) seis alumnos de 6º de Primaria han participado en algún campeonato de España deportivo este año. Cinco de ellos están en una misma aula

De izquierda a derecha: Arturo, Carla, Laura (con un aro), Abril, Rocío y Oliver H. Fraile

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A Oliver hay que tratarlo casi de usted, aunque solo tiene 11 años. Es el sexto mejor de España en la categoría de infantil de segundo año en su modalidad deportiva: natación, socorrismo y salvamento. Pero, ¿por qué a un niño le da por esta disciplina? El quid estuvo en la televisión. «Con 5 años estaba viendo en las noticias que la gente se ahogaba en el mar y me dio mucha pena —cuenta—. Como en el Polígono de Toledo (barrio de Santa María de Benquerencia) había un club, mi madre me preguntó si me quería apuntar. Y yo, encantado, me apunté».

Oliver, que reclama más ayudas económicas para su deporte, es uno de los 366 alumnos del colegio público Victorio Macho de Burguillos de Toledo, donde está a punto de terminar 6º de Primaria. El chaval, del Club Natación y Salvamento Oriol Imperial de Toledo, combina sus estudios con una disciplina deportiva que, a su corta edad, ya le ha dado alegrías.

Como él, otros cinco compañeros que están a las puertas de estudiar en el instituto han participado este año en campeonatos de España de distintas modalidades deportivas. Cuatro de ellos ( Carla , Arturo , Rocío y Abril ) están en la misma clase que Oliver, 6ºA, y solo una, Laura, en 6ºB. «Me impresiona que seamos tantos ‘figurillas’ en una sola clase», se sorprende Carla.

Su maestro de Educación Física (EF) desde hace dos años, Diego Martín , está encantado con todos ellos porque su ejemplo estimula al resto de compañeros, sobre todo en el aula de 6ºA: «Percibo en esa clase una motivación muy grande en cualquier actividad física que se les plantea». « Soy de la opinión de que el grupo tira mucho del individuo —asegura— . Si en una clase se juntan muchas personas a las que les gusta la actividad física y encima se les da bien, como es este caso, pues esas personas tiran bastante de las demás. Se sube el nivel, la dinámica de la clase es más entretenida y alguien que no destacaría tanto en otro grupo destaca en este».

Estudiar en el extranjero

En el aula de Oliver estudia Carla. A sus 11 años, esta intrépida futbolista se mueve del centro del campo hacia adelante, «aunque también bajo a defender», aclara. Juega en un equipo del Patronato Deportivo Municipal de Toledo, que está a un tiro de piedra de Burguillos (12 kilómetros en coche) y a casi 400 kilómetros de Valencia. Fue allí, en tierras mediterráneas, donde Carla logró en mayo la tercera plaza, con la selección de Castilla-La Mancha, en el Campeonato Nacional de Selecciones Autonómicas Sub-12 Femenino.

Asegura que seguirá jugando al fútbol durante mucho tiempo, aunque no ha pensado todavía en la posibilidad de estudiar una carrera universitaria en el extranjero— Criminología en Estados Unidos, por ejemplo—, dando toques a la pelota.

Arturo (12 años) es el siguiente que se retrata para dar cuatro pinceladas de su breve e intensa vida. Este jugador de fútbol sala y «fútbol grande», seguidor del Atlético de Madrid, debe decantarse en unos meses por una de las dos modalidades: «Elegiré fútbol seguro, porque me gusta y me lo paso mejor». Normal que piense eso después de haber sido subcampeón de España de Selecciones Autonómicas en abril.

«El profesor, Diego, es muy bueno», asegura Arturo cuando se le pregunta por qué hay tantos deportistas destacados en su clase. «Y también Carolina, vuestra anterior profesora de Educación Física», apunta la directora del colegio, Alicia Polo , quien se sabe de carrerilla los últimos logros deportivos de este ramillete de alumnos.

Es el caso también de Rocío, quien se estira como un chicle y que tiene a Alejandra Quereda (subcampeona olímpica) como su referente deportivo. En septiembre cumplirá 12 años y Rocío, una menuda gimnasta rítmica del Club Atlético Toledo, seguirá para entonces con su rutina semanal: 14 horas dedicadas a entrenarse. Solo descansa los domingos que no tiene competición.

Llegados a este punto, hay que hablar de los estudios. «Los llevo bien; estudio por la tarde, cuando termino de comer y antes de irme al entrenamiento», explica. Su deporte es muy sacrificado, pero eso no le quita la ilusión de ser profesora de esta disciplina deportiva, que le ha permitido participar en los campeonatos de España con su club en abril. Ocupó el puesto 121 entre las 156 participantes en su aparato, las mazas.

Levantar la autoestima

Abril, de 12 años, es una larga jugadora («mido 1,75 metros o por ahí») que se bate el cobre como pívot o ala pívot en el Club Baloncesto Polígono de Toledo. Su ídolo es Pau Gasol, al que vio por televisión «y entonces me entró en el cuerpo esta pasión por el baloncesto», admite con una sonrisa esta futura comentarista deportiva.

Su equipo favorito no es ninguno norteamericano, ni el Real Madrid ni el Barcelona. «Es el Jardín de Arena, de Alcázar de San Juan, porque ha sido el campeón alevín femenino de Castilla-La Mancha, y también el Perfumerías Avenida de Salamanca (de la Primera División femenina)», contesta. «Abril es muy buena en todos los aspectos», afirma Alicia, la directora. Pilar Fernández , la orientadora del centro, remacha: «El baloncesto le ha servido para aumentar su autoestima» .

Con 12 años, Laura lleva cuatro dedicándose a la gimnasia rítmica, siguiendo la estela de Rocío en el Club Atlético Toledo. Este año ha sido tercera de Castilla-La Mancha en su categoría y logró firmar el puesto 85 en los campeonatos de España con su club en abril. «No soy tan competitiva porque sé que no voy a quedar la primera. Siempre voy a intentar hacerlo bien y para divertirme», explica.

Entre los estudios y el duro entrenamiento, Laura no tiene tiempo para aburrirse. ¿Y en el futuro? «Quiero ser profesora de INEF o entrenadora de gimnasia o dentista, aunque me han dicho que para esto debo estudiar mucho», cuenta esta niña, a la que le gusta bailar y también pintar.

Lo que más sorprende es la humildad de estos seis jóvenes deportistas , que «se animan unos a otros». Lo recalca Diego, su profesor de EF, quien de todos modos es objetivo: «Deportivamente, 6ºA es una clase excelente; funciona mejor que el B». Todo un desafío para la clase de Laura.

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