Cubos, barreños y una manguera para mojarse sobre las lagunas secas de Villafranca de los Caballeros
Una docena de bañistas, la mitad del año pasado, ha cumplido con el ritual este domingo
A la antigua usanza. Con cubos y barreños de plástico y de hojalata. Así ha sido el baño invernal en las lagunas secas de Villafranca de los Caballeros este domingo. Aunque, en realidad, lo que han hecho los bañistas ha sido mojarse sobre el árido complejo de humedales venidos a menos. Porque no hay agua ni para humedecerse las rodillas en esta reserva natural, situada a dos kilómetros al noroeste de la población toledana.
Además de cubos y barreños, una docena de bañistas también se ha valido de una manguera enganchada a la toma de agua de una casa rural para poder llevar a cabo el tradicional ritual. Una ceremonia que cumple ya doce años desde que Miguel Del Álamo y Pedro Fernández-Marcote lo idearan con un fin: cuidar y proteger el medioambiente de las «Reservas Naturales y de la Biosfera de Villafranca y los Humedales Manchegos», que buena falta le hace.
Pero, por la escasez de agua desde hace meses, probablemente nunca antes esta actividad «lúdica y cultural», como la definen sus promotores, ha sido tan reivindicativa como hasta hoy.
El pasado verano, las lagunas ya fueron declaradas no aptas para el baño y dicen los lugareños que las aves migratorias no se dejan ver como antes. También el número de participantes en este último «baño» invernal ha bajado considerablemente con respecto a las ediciones pasadas, tristemente en consonancia con la sequía progresiva y pertinaz de estos humedales que piden agua a gritos.
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