«Colibrí» hace grande el toro enmaromado de Yuncos

Este pueblo toledano celebró por san Blas el toto enmaromado, un festejo único en Castilla-La Mancha al que acudieron miles de personas

«Colibrí» durante el recorrido en Yuncos ABC

ABC

Yuncos (Toledo) tiene resaca. «Con la resaca de haber vivido el mejor día si cabe en torno a nuestro toro con cuerda», escribe en su página de Facebook la asociación «Toro Enmaromado» de este pueblo toledano de algo más de 10.000 habitantes. El sábado, con motivo de la festividad de san Blas, se celebró este peculiar encierro taurino (único en Castilla-La Mancha), en el que un toro corre por las calles del municipio sujetado con dos cuerdas y ante miles de personas.

Roberto Ramos, presidente de la asociación que se encarga de la organización del festejo (y eso también incluye la compra del animal), explicó ayer a ABC en qué consiste el toro enmaromado. «El toro sale de un cajón situado en la calle Real y tiene que dar una vuelta por un recorrido previamente determinado y abierto, excepto en la salida, donde sí que hay vallado. Al toro se le pone un lazo en la testuz y a ese lazo se atan dos cuerdas, una que va por delante del animal y otra que va por detrás. Sin embargo, nosotros no vamos tirando del toro. Solo lo hacemos si se sale del itinerario previsto para reconducirlo».

Las normas del festejo especifican que «queda terminantemente prohibido citar al toro por detrás, se deben guardar los cinco metros de distancia que marcan los maromeros». Como el toro tiene que completar un recorrido para luego ser embarcado de nuevo en el cajón, la duración del festejo es variable. Por ejemplo, «el año pasado salió un toro muy trotón, que no se salía del recorrido, y el festejo duró 29 minutos». Sin embargo, «Colibrí», de la ganadería Jara del Retamar , estuvo el sábado hora y cuarto por las calles de Yuncos provocando la emoción de miles de personas, sin que hubiera que lamentar heridos de gravedad. «Creo que hubo uno o dos revolcones y lo demás fueron golpes por caídas, pero no hubo ningún herido por asta de toro», cuenta Ramos.

Tradicionalmente, Yuncos celebraba el toro enmaromado en sus fiestas patronales de septiembre. Sin embargo, el año pasado la asociación lo recuperó también para san Blas. Ahora, a lo largo del año, en el pueblo se organizan tres encierros de este tipo: uno en san Blas y dos en septiembre.

El presidente de la asociación resume la gran importancia que para los vecinos tiene el toro enmaromado: «Yuncos estaba el sábado hasta arriba. Además, desde semanas antes la gente te paraba por la calle y te preguntaba por los preparativos. Vamos, el sábado es que no se cabía en el pueblo. Creíamos que iba a haber mucha gente, pero las expectativas se desbordaron».

El «chocolaterito» y las tapas

Además de la suelta del toro, hubo actividades complementarias. Por la mañana («Colibrí» salió del cajón a las cuatro de la tarde), se celebró el «chocolaterito», un encierro para niños con carretones que simula el toro enmaromado. Además, durante todo el día una decena de bares prepararon tapas: desde el tradicional rabo y caldereta de toro hasta ragout de ciervo con chocolate y manzana, o pisto casero con huevo de codorniz y cazuela de oreja en salsa. En Yuncos, la resaca durará hasta septiembre.

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