Los cinco minutos que salvaron una vida
El guardia civil José Luis Martínez Fernández rescató a su vecina Pilar cuando ella estaba semiinconsciente sobre el sofá de su salón, en un piso de Illescas, debido al humo provocado por un incendio que al parecer originó una vela
Pilar está viva gracias a dos de sus vecinos: María y José Luis . Este último es un guardia civil de 33 años que la sacó de las axilas en medio de una negra humareda cuando la mujer, de 45 años, estaba ya semiinconsciente y rendida sobre el sofá del salón de su piso debido a un incendio. Si José Luis hubiera tardado cinco minutos más en su valiente acción, probablemente el destino de Pilar hubiera sido otro muy distinto.
Se puede decir que Pilar volvió a nacer la madrugada del jueves al viernes en Illescas. Pasada la medianoche, unos extraños golpes se oyeron en el tiro de escalera de uno de los ocho portales de la comunidad de vecinos de la calle de Jorge Manrique, número 2. En esos momentos, José Luis Martínez Fernández , un guardia civil libre de servicio que trabaja en el cuartel de este pueblo de 25.000 habitantes, veía la televisión (la serie «The Strain») y se entretenía con su teléfono móvil. Mientras, su mujer y sus dos hijos, de seis y tres años, dormían plácidamente, ajenos a lo que estaba sucediendo dos pisos más abajo.
Humo en el cuarto de baño
José Luis, que vive en el 2º B, escuchaba esos misteriosos golpes, al principio tímidos, sin saber de dónde procedían. «En un primer momento no los presté atención, pero cada vez iban siendo más fuertes», cuenta el agente a ABC. María, su vecina de rellano que vive de alquiler en el 2º A, comenzó a gritar y José Luis salió al descansillo de la escalera. La mujer, muy asustada, le dijo que debía haber fuego en el Bajo A porque entraba humo por el respiradero de su cuarto de baño.
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José Luis bajó inmediatamente las escaleras y al llegar a la puerta del Bajo A se la encontró cerrada a cal y canto. Casi sin tiempo para reaccionar, a este guardia civil de Uleila del Campo (Almería) se le ocurrió entrar en la vivienda por el patio que tiene cada piso de la planta baja, saltó un muro y, con un extintor del portal que le proporcionó su vecina, golpeó varias veces el cristal de la ventana del salón del Bajo A hasta que lo rompió.
El guardia civil empezó a llamar a Pilar y oyó, entre la negra humareda, la voz débil de su vecina, de 45 años, que había estado golpeando insistentemente la puerta de su casa para pedir auxilio. Esos habían sido los misteriosos ruidos que María y José Luis habían escuchado minutos antes hasta que Pilar, al no encontrar las llaves para abrir la puerta de su piso, volvió al salón y se desvaneció sobre el sofá.
«Había mucho humo pero no llamas, y la casa estaba ennegrecida», recuerda José Luis, quien empezó a llamar a voces a Pilar. Una vela aromática, según contó ella luego, podría haber sido la causa del incendio que a punto estuvo de acabar con su vida y que se originó precisamente en el sofá.
Sin dudarlo, José Luis se fue hasta el salón para rescatar a su vecina. «Pilar se levantaba, se tambaleaba y se caía», cuenta el agente. Acercó a la mujer hasta la ventana del salón; él salió primero y luego cogió a Pilar de las axilas para tirar de ella y superar así el metro y medio de altura de la ventana.
Ya a salvo en el patio de vecinos, Pilar comenzó a recuperarse poco a poco. José Luis calcula que pudieron ser cinco, o menos, los minutos que pasaron desde que su vecina María le avisó de que Pilar podía estar en apuros.
El regalo lo hizo él
Compañeros de José Luis y los bomberos llegaron minutos más tarde. Por seguridad, una treintena de personas de 16 viviendas correspondientes a dos bloques de pisos fueron evacuadas hasta que el humo se disipó. Por su parte, Pilar tuvo que ser atendida por intoxicación, por inhalación de humo y quemaduras. Luego fue trasladada al hospital de Getafe. Allí los médicos le dijeron que las consecuencias habrían sido peores si el guardia civil hubiera tardado cinco minutos más en rescatarla.
Pilar, muy agradecida a José Luis y a María, está ahora alojada en un hotel, porque el salón y uno de los dormitorios de su vivienda quedaron abrasados por el incendio. «Es la primera vez que salvo la vida a una persona», afirma José Luis, quien cuatro días antes había celebrado su cumpleaños. Este año, el regalo lo hizo él.