Crimen en Quintanar de la Orden: archivan la causa por el asesinato de Isabel tras el suicidio del autor, su cuñado
El juzgado determina que el marido de la víctima, que recibió más de 40 puñaladas, solo cometió un delito de encubrimiento
![Vivienda donde ocurrió el crimen](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2019/11/01/guardia-civil-k5SG--1248x698@abc.jpg)
No habrá juicio por el asesinato de Isabel Laureana Cebrián , que falleció a los 59 años cosida a puñaladas en Quintanar de la Orden (Toledo) el 11 de enero de 2016. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de esta población (11.500 habitantes) ha decretado el sobreseimiento del caso, por lo que ha ordenado el archivo provisional de la causa, ya que José Antonio Carrión , autor de los hechos y cuñado de Isabel, se suicidó en julio de 2018 en la prisión de Ocaña donde estaba recluido de manera provisional.
Durante la instrucción, la Guardia Civil y la Fiscalía de Toledo apuntaron siempre a que José Antonio necesitó de la ayuda de su hermano Francisco Javier , marido de Isabel, para cometer el crimen. Sin embargo, el esposo, que cambió su versión ante la Guardia Civil, siempre ha defendido su inocencia, si bien los indicios y las pruebas aportadas por los investigadores de la Policía Judicial de la Comandancia de Toledo apuntaron en otro sentido.
Ahora el juzgado ha determinado que Francisco Javier, que estuvo en prisión nueve meses, solamente cometió un delito de encubrimiento. Es decir, ocultó los hechos y las circunstancias en las que se produjeron, según ha confirmado a Europa Press Juan Justo, abogado del homicida.
«Al haber fallecido el autor de los hechos, el juzgado no tendría obligación legal de poner en conocimiento de la justicia lo ocurrido, porque el marido no habría cometido delito alguno », defiende Justo. Añade que a esta decisión judicial, adoptada a mitad del mes de octubre, no se ha opuesto ninguna de las diferentes acusaciones que se personaron en el caso.
Justo explica que la base de esta decisión judicial viene recogida en el artículo 454 del Código Penal, que exime de responsabilidad criminal a las personas que sean cónyuges o se hallen ligados en una relación de afectividad, a las que sean ascendientes o descendientes, así como a los hermanos por naturaleza o adopción.
Tras esta decisión judicial, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género ha excluido del cómputo de mujeres asesinadas por esta causa a Isabel Laureana Cebrián, «una vez conocida la tramitación judicial del procedimiento contra el marido por encubrimiento». Ese organismo ha sacado así después de haber tenido conocimiento de las actuaciones judiciales proporcionadas por el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial.
Los hechos tuvieron lugar sobre entre las cuatro y las seis de la tarde del 11 de enero de 2016 en el domicilio de Isabel y Francisco Javier, que trabajaban con José Antonio en una gestoría familiar del pueblo. Era tal la relación de los tres que José Antonio tenía llaves de la casa del matrimonio, en el número 1 de la calle Moral. Según su abogado, por entonces no estaba en tratamiento psiquiátrico físico, aunque José Antonio tenía un trastorno depresivo «muy importante y severo, pero no diagnosticado en ese momento».
El misterio de los dos cuchillos
Fue el marido el que avisó a los servicios de emergencia sobre el hallazgo del cadáver de su mujer, muy querida en Quintanar, donde había sido concejala del PP en el Ayuntamiento e impartía catequesis a los niños. Recibió más de cuarenta puñaladas con un único cuchillo, recogido del suelo del pasillo por la Guardia Civil. Había sido asesinada en la cocina, el único lugar de todo el inmueble donde había señales de defensa de Isabel, mientras que el resto de la casa estaba ordenado.
El cuchillo fue hallado junto a otro, ambos procedentes de la cocina, que habían sido colocados paralelamente, y de forma intencionada según la Guardia Civil, quizá con la intención de engañar a los investigadores y sostener así la coartada de un posible atraco, luego desvanecida.
Los dos cuchillos tenían impregnados pelos de la víctima y estaban llenos de sangre , pero no había restos sanguíneos debajo de ninguno. Por ello la Guardia Civil concluyó que ambos cuchillos fueron depositados de forma deliberada. Además, en la uñas de Isabel había restos biológicos de su cuñado, lo que indicaría que ella intentó defenderse. Igualmente, en el jersey y la camisa que él llevaba puestas el día del crimen, se recogieron también vestigios de ADN de ella, como de haberle dado un abrazo.
Cinco días después, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Quintanar de la Orden decretaba para Francisco Javier prisión provisional comunicada y sin fianza. Le imputaba de forma provisional un delito de asesinato con agravante de parentesco.
El caso dio un vuelco tras el verano. Después de que su hermano Francisco Javier estuviera nueve meses en prisión, José Antonio confesó espontáneamente a la Guardia Civil, entre lágrimas, ser el asesino. Lo hizo diez meses después del crimen, aunque no era la primera vez que había llorado en público por este caso. Los investigadores supieron que, dos días después del asesinato, una familia encontró a José Antonio borracho a las puertas del cementerio, balbuceando que él era el culpable. Tenía un cuchillo, con el que se infligió unos cortes superficiales en el cuerpo, y una nota ilegible.
«Tenía un importante trastorno mental»
Cinco días después, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Quintanar de la Orden decretaba para él prisión provisional comunicada y sin fianza. Le imputaba de forma provisional un delito de asesinato con agravante de parentesco. Pero a finales de octubre de 2016 la Audiencia Provincial de Toledo permitió salir a Francisco Javier de prisión bajo una fianza de 20.000 euros, ya que consideraba que seguían existiendo indicios racionales de que participó en los hechos. Además, estableció como medidas cautelares la obligación de éste de comparecer ante juzgado todas las semanas, la prohibición de salir del territorio nacional y la retirada del pasaporte.
Más tarde, el 14 de noviembre, ese mismo juzgado decretó prisión comunicada y sin fianza para José Antonio por un presunto delito de asesinato. José Antonio siempre mantuvo que la asesinó él solo, pero no dio una versión coherente a la Guardia Civil ni explicó sus motivos de manera fehaciente a los investigadores.
El 11 de julio de 2018, José Antonio fue hallado muerto en su celda de la prisión de Ocaña. Se había suicidado unas horas antes de acudir a los juzgados junto con su hermano para conocer la imputación. «Tenía un importante trastorno mental -mantiene su abogado, Juan Justo-. Contábamos con los informes médico-psiquiátricos correspondientes, que estaban muy bien fundamentados por los profesionales que los habían realizado, y entendíamos de manera seria que ese trastorno se podría demostrar».
El suicidio de José Antonio marcó un punto de inflexión en este caso, que se cierra ahora judicialmente con el sobreseimiento y el archivo provisional del sumario.
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