La tarasca, retocada y lista para desfilar
Después de 34 años de su construcción, este año ha pasado por chapa y pintura
La tarasca de Toledo, que se construyó en 1985, ha pasado este año por chapa y pintura. Los trabajadores municipales le han realizado en los últimos meses una puesta a punto completa para que luzca en todo su esplendor el próximo miércoles, en el desfile de gigantones y cabezudos, y el jueves por la mañana antes de la tradicional procesión del Corpus Christi . Se ha cambiado la tela y se ha pintado el armazón, que llevaba varios años sin retocarse y, además, se ha afianzado la estructura de mimbre, material en el que se realizó para hacer más ligero su desplazamiento por las calles. También Ana Bolena ha pasado por las manos de los restauradores y por vestuario, para seguir movimiendo la cabeza y haciendo disfrutar, como desde hace 34 años, a generaciones de toledanos la víspera de la fiesta grande.
La Junta Pro Corpus tomó la decisión de construir esta nueva tarasca por el mal estado que tenía la anterior, del siglo XVII, cuyos pesados materiales, hierro y madera, dificultaban su movimiento y, por ello, dejó de salir en 1964. Aquel Corpus del 85 la ciudad vivió con gran expectación la salida de su nuevo dragón mitológico por las calles porque pudo recuperar una tradición que se perdió por la desidia y el abandono que sufrió durante un tiempo la fiesta grande la ciudad. Y todo gracias a un grupo de toledanos que, en aquellos primeros años de la Democracia hicieron un gran esfuerzo por enaltecer esta fiesta toledana. Entre ellos, destaca el trabajo del entonces presidente de la Junta Pro Corpus, Crisanto Rodríguez-Arang o, quien no solo logró bajo su mandato la recuperación de la tarasca sino también se instituyó los premios «Tarasca de Honor», hoy consolidados en la ciudad, y se aumentó el recorrido de la procesión por el toledano barrio de Santo Tomé, en las calles Alfonso XII, Rojas y la plaza del Salvador.